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8 de agosto de 2025 a las 02:50
Protección a la Creatividad Indígena
La indignación recorre las comunidades zapotecas de la Sierra Norte de Oaxaca. No es para menos. La multinacional Adidas, en colaboración con el diseñador Willy Chavarría, ha lanzado al mercado un modelo de calzado, el "Oaxaca Slip On", que pretende evocar la tradición y la artesanía de los huaraches, calzado emblemático de la región. Sin embargo, esta “inspiración” se ha convertido en la manzana de la discordia, pues se ha llevado a cabo sin el consentimiento de las comunidades indígenas, particularmente la de Villa Hidalgo de Yalálag, quienes ven en este acto una flagrante apropiación cultural. No se trata simplemente de un diseño similar, sino de la utilización de elementos que forman parte integral de su identidad, de su historia, tejida a mano durante generaciones. Es la usurpación de un legado ancestral que se convierte en mercancía, sin reconocimiento ni beneficio para quienes son los verdaderos autores y guardianes de esta tradición.
El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) ha alzado la voz, condenando enérgicamente este acto y anunciando acciones legales para proteger el patrimonio cultural zapoteca. La defensa de este patrimonio no se basa únicamente en la indignación, sino en un sólido marco legal. La Constitución Mexicana, en su artículo 2°, reconoce el derecho de los pueblos indígenas a preservar, proteger y desarrollar su patrimonio cultural, tanto material como inmaterial. Este reconocimiento implica también la propiedad intelectual colectiva sobre dicho patrimonio. No se trata de una concesión, sino de un derecho fundamental que el Estado Mexicano tiene la obligación de garantizar.
Más allá de la letra escrita, este caso pone de manifiesto una problemática profunda: la vulnerabilidad de las culturas indígenas ante la voracidad del mercado global. ¿Cómo se puede conciliar el derecho a la libre empresa con el respeto a la identidad y los derechos de los pueblos originarios? La respuesta no es sencilla, pero pasa necesariamente por el diálogo, el reconocimiento y la justa compensación. No se trata de impedir la inspiración o la creatividad, sino de establecer mecanismos que aseguren que la riqueza cultural de los pueblos indígenas no sea explotada de manera indiscriminada, sino que se convierta en una fuente de desarrollo y bienestar para las propias comunidades.
El INPI, en coordinación con otras instituciones, tiene la responsabilidad de investigar este caso a fondo y determinar si se ha vulnerado el derecho a la propiedad colectiva. La Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas proporciona las herramientas necesarias para actuar en consecuencia. Sin embargo, la solución no se limita al ámbito legal. Es necesaria una profunda reflexión sobre el valor de la cultura indígena y la necesidad de establecer un diálogo intercultural que permita la coexistencia armoniosa entre la tradición y la modernidad, el respeto a la identidad y el desarrollo económico. El caso del "Oaxaca Slip On" debe servir como un llamado de atención para que empresas y diseñadores tomen conciencia de la importancia de la consulta previa, el consentimiento informado y la justa retribución a las comunidades indígenas cuando se inspiren en su patrimonio cultural. El futuro de la diversidad cultural depende de ello.
Fuente: El Heraldo de México