La inseguridad en Puebla vuelve a ser protagonista, esta vez con un giro inesperado. Una cámara de seguridad captó el momento preciso en que un joven de 16 años, presunto asaltante, fue atropellado mientras huía tras robar a una mujer en la colonia Santa Anita. Las imágenes, que ya circulan en redes sociales, muestran la crudeza de la situación y han generado un acalorado debate sobre justicia y consecuencias.

Mónica, la víctima del asalto, relató con angustia cómo fue interceptada por cuatro hombres en la esquina de la 28 Poniente y 9 Norte. La tiraron al suelo, la agredieron y le arrebataron sus pertenencias. La cercanía de su hogar, sin embargo, le permitió pedir auxilio a gritos. Su hermana y sobrino, alertados por los desesperados llamados, salieron en su defensa e iniciaron una persecución que culminaría de manera dramática en el bulevar Héroes de Nacozari.

Allí, en medio del caos y la adrenalina, uno de los presuntos ladrones fue embestido por un vehículo. El impacto, registrado por la cámara de vigilancia, es estremecedor. Mientras sus cómplices continuaban su huida, el joven quedó tendido en el asfalto. La rápida intervención de la policía y los servicios médicos permitió su atención y posterior detención.

Sin embargo, la historia no termina ahí. Mónica, aún conmocionada por el robo y la violencia sufrida, denuncia haber recibido amenazas por parte de un grupo de aproximadamente 30 personas, quienes se identificaron como familiares y amigos del joven atropellado. Estas intimidaciones, dirigidas a disuadirla de presentar una denuncia formal ante el Ministerio Público, añaden una capa de complejidad al caso y ponen en evidencia la problemática de la impunidad y la vulnerabilidad de las víctimas ante la presión social.

El incidente ha desatado una ola de comentarios en redes sociales, donde la etiqueta #JusticiaDivina se ha vuelto tendencia. Muchos usuarios expresan su indignación por la violencia del asalto y la posterior intimidación a la víctima, mientras que otros cuestionan la legitimidad de tomar la justicia por mano propia. El debate se centra en la delgada línea entre la legítima defensa y la venganza, así como en la necesidad de fortalecer las instituciones encargadas de impartir justicia y proteger a los ciudadanos.

¿Fue un acto de justicia divina o una simple consecuencia de las malas decisiones? ¿Es justificable la reacción de los familiares del joven atropellado? ¿Cómo podemos garantizar la seguridad de las víctimas que se atreven a denunciar? Estas son algunas de las preguntas que flotan en el aire tras este impactante suceso que ha conmocionado a la ciudad de Puebla. La investigación continúa y se espera que las autoridades esclarezcan los hechos y garanticen la seguridad de Mónica, quien, a pesar del miedo, ha decidido alzar la voz y exigir justicia. Mientras tanto, el debate sobre la inseguridad y la impunidad sigue abierto en una sociedad que clama por paz y tranquilidad.