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8 de agosto de 2025 a las 02:25

Diablo a mi lado: Libre y burlón.

La conmoción se apodera de Puerto Montt tras el violento incidente ocurrido el pasado 5 de agosto a las afueras de un concurrido centro comercial. Un adolescente de tan solo 15 años se encuentra bajo arresto domiciliario tras ser formalizado por el delito de homicidio frustrado en contra de otro menor, de 16 años, quien lucha por su vida en el Hospital de Puerto Montt. La frialdad del ataque, perpetrado con un arma cortopunzante a plena luz del día y en un lugar público, ha generado una ola de indignación entre los ciudadanos, que exigen justicia y se preguntan cómo un hecho de tal magnitud pudo ocurrir.

La Fiscalía, liderada por Nathalie Yonsson, no da tregua y ha apelado la decisión del juez de garantía, quien optó por el arresto domiciliario en lugar de la internación provisoria solicitada. El argumento de la Fiscalía es contundente: la gravedad del delito, la exposición pública del mismo y la pena asociada al homicidio frustrado justifican una medida cautelar más severa. La evidencia, que incluye testimonios de testigos presenciales, grabaciones del incidente y vestimentas incautadas con indicios del delito, pinta un panorama desolador y refuerza la petición de la Fiscalía.

El caso ha tomado un giro aún más preocupante tras la liberación del imputado. Lejos de mostrar arrepentimiento, el joven ha utilizado sus redes sociales, específicamente Instagram, para jactarse de su situación. Frases como "en libertad y k pasa", "feliz en la calle" y otras aún más perturbadoras, que hacen alusión directa al estado de la víctima, han incendiado las redes sociales y generado un repudio masivo. Estas publicaciones, lejos de ayudar a su defensa, se han convertido en prueba irrefutable de su falta de empatía y han sido incorporadas al caso por la Fiscalía, reforzando la imagen de un adolescente desafiante y sin remordimientos.

Este caso pone en el ojo del huracán la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente (LRPA) en Chile. Si bien la ley contempla penas de hasta 5 años de internación en régimen cerrado para delitos como el homicidio frustrado, también prioriza la reinserción social del menor. ¿Es el arresto domiciliario la medida adecuada en un caso de tanta gravedad? ¿Qué mensaje se envía a la sociedad cuando un joven que comete un acto tan violento puede continuar su proceso en libertad, incluso haciendo alarde de ello en redes sociales? El debate está abierto y la sociedad chilena exige respuestas.

La tensión se mantiene en Puerto Montt mientras se espera la decisión de la Corte de Apelaciones. La vida del joven agredido pende de un hilo y la comunidad espera que se haga justicia. Más allá del resultado judicial, este caso plantea interrogantes cruciales sobre la responsabilidad penal adolescente, la reinserción social y la necesidad de prevenir la violencia juvenil. Es un llamado de atención para toda la sociedad, una invitación a reflexionar sobre las causas que llevan a un joven a cometer un acto tan brutal y sobre las medidas necesarias para evitar que tragedias como esta se repitan. ¿Estamos haciendo lo suficiente para proteger a nuestros jóvenes y a la sociedad en su conjunto? La respuesta, lamentablemente, parece ser un rotundo no. El futuro del imputado, el de la víctima y el de la sociedad chilena dependen de las decisiones que se tomen en los próximos días. La justicia, la reinserción y la prevención deben ir de la mano para construir un futuro más seguro para todos.

Fuente: El Heraldo de México