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7 de agosto de 2025 a las 12:35

Descubre el poder de la danza con Rolando Beattie

La danza como trinchera, brújula o incluso vacío. Un vacío lleno de posibilidades. Así define Rolando Beattie su arte, un arte que ha labrado durante más de cuatro décadas, con 190 coreografías y 50 montajes teatrales a sus espaldas. Un camino construido con tesón y pasión, lejos de los focos centrales, pero con una potencia que ahora ilumina la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

Beattie regresa con una renovada "Ceguera -Tienes 2 segundos para pensarlo - 2 segundos-", una obra que, como el propio país, ha madurado y lleva las heridas del tiempo. No es la misma pieza de hace una década, nos confiesa. La textura, la poética, el tono… todo ha evolucionado. El tiempo, implacable, deja su huella en los cuerpos y en el alma de una nación.

El coreógrafo tamaulipeco, radicado en Oaxaca, nos invita a una experiencia sensorial e introspectiva. "Ceguera" no busca narrativas lineales ni traducciones literales. Son 168 escenas breves, como fogonazos, que nos interpelan desde la urgencia y la poesía. ¿Qué vemos cuando miramos a otro cuerpo? ¿Qué parte de nosotros mismos hemos dejado de ver? Preguntas que resuenan en el escenario, un espejo que refleja nuestras propias soledades y deseos.

La ceguera, en esta nueva versión, trasciende la consigna escénica para convertirse en una advertencia. Habla de la normalización de la "ceguera del alma", esa incapacidad de ver más allá de nuestro propio ombligo, una ceguera que nos impide conectar con la otredad.

Desde La Casa de los Teatros, su espacio en Oaxaca, Beattie ha forjado generaciones de intérpretes. Su ética de trabajo se basa en la unión indisoluble entre pensamiento y movimiento. No hay danza sin pensamiento, afirma con convicción. El entrenamiento físico se complementa con la poesía, porque la acción nace del pensamiento. Es una filosofía que impregna cada movimiento, cada gesto, cada suspiro en el escenario.

Presentarse en el Palacio de Bellas Artes, el máximo recinto cultural del país, es una oportunidad y una responsabilidad. Beattie no busca la complacencia fácil. Su objetivo es ofrecer una experiencia poética, aunque no todos salgan con una sonrisa. La escena, nos recuerda, no es una caricia, sino un espacio para la reflexión, para la confrontación, incluso para la incomodidad.

El reciente Premio Nacional de Danza Contemporánea José Limón, que reconoce su trayectoria, lo asume como una conquista colectiva. La danza, insiste, es un trabajo en equipo. El premio no es suyo, sino de todos aquellos con los que ha compartido el camino: las creaciones, los debates, los fracasos, la insistencia.

Para las nuevas generaciones de bailarines, Beattie es un guía riguroso, alejado de la espectacularidad vacía. La danza, advierte, es una profesión "infame". El cuerpo tiene fecha de caducidad. La única forma de resistir es a través del pensamiento crítico, la técnica depurada y una constante autoevaluación.

Oaxaca, su tierra adoptiva, le ha brindado coincidencias afectivas y creativas, un territorio fértil para su arte, que bebe de lo universal pero se nutre de lo local. Recientemente, ha culminado su coreografía número 195, "Algoritmo", una exploración de la memoria corporal, la geografía personal y la historia que cada cuerpo carga.

Beattie nos invita a sentarnos, a mirar, a buscar esa conexión poética que da sentido a la experiencia. Y en ese encuentro, en esa coincidencia, quizás encontremos también un fragmento de nosotros mismos. Una invitación a la introspección, a la reflexión, a la búsqueda de la belleza en la complejidad del ser humano, a través del lenguaje universal de la danza.

Fuente: El Heraldo de México