La furia del cielo se desata sobre la Ciudad de México. Un manto de nubes grises amenaza con descargar su poderío sobre siete alcaldías, convirtiendo las calles en ríos improvisados y poniendo a prueba la resistencia de la infraestructura urbana. Álvaro Obregón, Benito Juárez, Cuajimalpa, Coyoacán, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo y Tláhuac son las zonas marcadas en rojo por la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, donde la alerta amarilla ya ondea como un presagio de lo que está por venir. Las intensas lluvias, acompañadas en algunos casos por la implacable caída de granizo, no dan tregua. El sonido del agua golpeando el pavimento se mezcla con el rumor de la preocupación entre los habitantes, quienes observan con inquietud el ascenso del nivel del agua en las calles.

La posibilidad de inundaciones y encharcamientos mantiene en vilo a la población. El fantasma de las coladeras abiertas, convertidas en trampas invisibles para los transeúntes, se suma a la amenaza de ramas, postes y árboles vencidos por la fuerza del viento y la lluvia. La imagen de vehículos atrapados en medio de las inundaciones, con el agua llegando hasta las ventanillas, es un recordatorio latente de la vulnerabilidad ante la fuerza de la naturaleza.

Las autoridades hacen un llamado a la prudencia y la responsabilidad. Evitar cruzar calles y avenidas convertidas en torrentes es crucial para evitar ser arrastrado por la corriente o sufrir lesiones por objetos que viajan a merced del agua. La recomendación es clara: anticipar el regreso a casa y buscar refugio ante la inminente tempestad.

La tarde y noche del 7 de agosto serán un desafío para la capital del país. Si bien la intensidad de las lluvias será menor en Gustavo A. Madero, Milpa Alta, Tlalpan y Xochimilco, la precaución debe ser la norma. La constante amenaza del temporal lluvioso exige que los capitalinos se mantengan informados y preparados para enfrentar las inclemencias del tiempo. El gobierno capitalino, a través de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, monitorea de cerca la evolución del clima y se mantiene alerta para brindar apoyo a la población afectada.

Más allá de las recomendaciones oficiales, es momento de apelar a la solidaridad entre vecinos. Revisar las condiciones de nuestros hogares y los de quienes nos rodean, especialmente adultos mayores y personas con discapacidad, puede marcar la diferencia. Un pequeño gesto de ayuda, como limpiar las coladeras cercanas o auxiliar a quienes se encuentren en dificultades, puede contribuir a mitigar los efectos de esta contingencia. La Ciudad de México se enfrenta a una prueba más impuesta por la naturaleza, y es en momentos como éste donde la unidad y la prevención se convierten en las herramientas más valiosas para superar la adversidad. La lluvia seguirá cayendo, pero la fuerza de la comunidad puede ser más fuerte que cualquier tormenta.