
7 de agosto de 2025 a las 21:40
Alcalde: Austeridad, el ejemplo de Morena
La austeridad republicana, un tema recurrente en el discurso de la Cuarta Transformación, vuelve a estar en el centro del debate. La reciente exhortación de Luisa María Alcalde, dirigente nacional de Morena, a sus correligionarios a predicar con el ejemplo, no solo reitera la importancia de este principio, sino que también pone de manifiesto la delgada línea que separa la congruencia política de la percepción pública. En un contexto marcado por la polarización y el escrutinio constante, la imagen que proyectan los representantes del partido gobernante adquiere una relevancia crucial.
Si bien Alcalde defiende la legalidad de los viajes realizados por algunos dirigentes, argumentando que fueron financiados con recursos propios, reconoce la necesidad de cuidar la imagen pública. Y es que en la arena política, la legitimidad no solo se construye con acciones apegadas a la ley, sino también con la percepción de honestidad y compromiso con los principios que se defienden. En un país con profundas desigualdades, la ostentación, incluso si proviene de recursos lícitos, puede interpretarse como una desconexión con la realidad que vive la mayoría de la población.
Este llamado a la austeridad y la justa medianía no se limita a un discurso ético, sino que se traduce en una estrategia política. La oposición, siempre alerta a cualquier desliz, utiliza estos episodios para alimentar la narrativa de una supuesta incongruencia entre el discurso y la práctica del partido en el poder. En este sentido, el cuidado de la imagen se convierte en un elemento clave para contrarrestar las campañas de desprestigio y mantener la confianza del electorado.
El Plan Municipalista presentado en Morelos se enmarca en esta misma lógica. Más allá de las acciones concretas que propone, como la priorización de servicios básicos y la atención ciudadana directa, este plan busca consolidar una identidad clara del partido a nivel local. Se trata de construir una imagen reconocible, que asocie a Morena con la solución de los problemas cotidianos de la ciudadanía. La idea es que la gente, al ver las obras y los servicios, identifique inmediatamente la mano del partido en el poder.
La exigencia de Alcalde a los presidentes municipales de asignar presupuesto a necesidades prioritarias, como el agua, el drenaje y el alumbrado público, no solo responde a una necesidad práctica, sino también a una estrategia de comunicación política. Se busca contrastar la gestión de Morena con la de los anteriores gobiernos, a los que se acusa de haber privilegiado obras superfluas en detrimento de las necesidades básicas de la población. La imagen de la "fuente bailarina" se convierte en el símbolo de la frivolidad y el despilfarro, en contraposición a la imagen de un gobierno austero y comprometido con el bienestar de la gente.
En definitiva, el llamado a la austeridad y la presentación del Plan Municipalista son dos caras de la misma moneda: la construcción de una imagen que conecte con el electorado. En un escenario político cada vez más complejo, la percepción pública se convierte en un factor determinante para el éxito o el fracaso de cualquier proyecto político. Morena, consciente de esta realidad, busca afianzar su imagen como un partido comprometido con la transformación del país, desde la austeridad en el comportamiento de sus dirigentes hasta la atención de las necesidades más apremiantes de la población. La pregunta es si logrará convencer a la ciudadanía de que esta imagen corresponde a la realidad.
Fuente: El Heraldo de México