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6 de agosto de 2025 a las 17:50

Tragedia en jacuzzi: Familia paga por muerte

La tragedia que envolvió la muerte de Sagid Carreón Calderón en un jacuzzi del exclusivo resort Pacífica, en Ixtapa Zihuatanejo, ha destapado una serie de irregularidades que profundizan el dolor de su familia. Más allá del impacto emocional por la repentina pérdida, Estefanía, viuda de Sagid, se enfrenta a la incomprensible indiferencia del hotel y a una deuda impuesta por consumos durante los días que compartieron como familia, días que culminaron en la peor de las pesadillas. La cifra, 3,500 pesos, resulta una afrenta considerando que Sagid no era un simple huésped, sino un socio que cumplía religiosamente con sus cuotas, contribuyendo al mantenimiento y al funcionamiento del mismo resort que le falló de manera fatal. Este detalle, aparentemente insignificante en comparación con la magnitud de la tragedia, revela una preocupante falta de empatía y una fría gestión de la crisis por parte de la administración de Pacífica.

El silencio del hotel contrasta dramáticamente con la versión que ofrecieron en su comunicado oficial, donde aseguraban colaborar con las investigaciones y brindar apoyo a la familia. Las palabras de Estefanía desmienten esta versión, afirmando que ni ella ni sus abogados han sido contactados por el resort. Esta contradicción alimenta la sospecha de que Pacífica busca evadir su responsabilidad en el incidente, priorizando la protección de su imagen por encima del duelo y la justicia que exige la familia del fallecido.

El hecho de que Sagid fuera un socio, con pagos mensuales y anuales que garantizaban su acceso y disfrute de las instalaciones, añade otra capa de complejidad al caso. Se plantea la pregunta de qué tipo de mantenimiento se realiza en un lugar que se presenta como de lujo, si una falla eléctrica en un jacuzzi, un elemento de relajación y disfrute, puede resultar mortal. La seguridad de los socios, que invierten considerablemente en el resort, debería ser una prioridad absoluta, y este trágico incidente pone en tela de juicio los protocolos y medidas de seguridad implementadas por Pacífica.

La imagen del video, que circula en redes sociales, mostrando los últimos momentos de Sagid, añade un componente aún más desgarrador a la historia. La aparente normalidad de la escena previa al fatal desenlace contrasta brutalmente con el horror que le siguió, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva y cuestionando la idoneidad de la respuesta del hotel ante la emergencia.

Mientras la familia de Sagid busca respuestas y justicia, la tragedia se convierte en un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la importancia de la responsabilidad empresarial, especialmente en el sector turístico, donde la seguridad y el bienestar de los clientes deben ser la máxima prioridad. El caso de Sagid Carreón Calderón no debe quedar impune, debe servir como un llamado a la reflexión y a la implementación de medidas que garanticen la seguridad en instalaciones de este tipo, evitando que una tragedia similar vuelva a ocurrir. La justicia no solo implica la determinación de las responsabilidades legales, sino también el reconocimiento del dolor causado y el apoyo real a quienes han perdido a un ser querido en circunstancias tan lamentables.

Fuente: El Heraldo de México