
Inicio > Noticias > Salud Mental
6 de agosto de 2025 a las 17:55
Señales de depresión en tu abuelo
La depresión en los adultos mayores, un enemigo silencioso que debemos combatir
A menudo, en nuestra búsqueda por el bienestar de nuestros abuelos, nos centramos en su salud física: que descansen, que no se esfuercen demasiado, que asistan a sus citas médicas y tomen sus medicamentos. Sin embargo, un aspecto crucial que a veces pasa desapercibido es su salud mental. La depresión, un trastorno que afecta a personas de todas las edades, también puede manifestarse en la tercera edad, impactando significativamente su calidad de vida. Erróneamente, se ha normalizado la idea de que la tristeza y el desánimo son parte natural del envejecimiento, pero es vital comprender que una tristeza persistente, que se extiende por semanas, meses o incluso años, no es normal y puede ser un signo de depresión.
Si bien la tristeza, el decaimiento o la melancolía son emociones comunes en cualquier etapa de la vida, cuando estos sentimientos se prolongan en el tiempo e interfieren con las actividades cotidianas, podemos estar frente a un cuadro depresivo. El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés) es categórico: "La depresión no es una parte normal del envejecimiento", aunque sí es un problema frecuente en los adultos mayores. Es crucial comprender que la depresión no se limita a la tristeza. Engloba una serie de malestares físicos y una pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban. El IMSS, por su parte, señala algunas señales de alerta: buscar contacto con personas con las que se había distanciado, suspender tratamientos médicos, aislarse socialmente, mostrar irritabilidad, indiferencia ante situaciones que antes generaban interés o afecto, llorar con frecuencia, dormir más de lo habitual y comer menos.
El NIA identifica cuatro tipos de depresión en adultos mayores: desde la temporal y la persistente hasta aquellas que surgen como efecto secundario de ciertos medicamentos. Las causas de la depresión en la tercera edad son diversas y pueden estar relacionadas con cambios en el cerebro, el consumo de medicamentos, eventos vitales significativos como un diagnóstico médico o la pérdida de un ser querido, accidentes cerebrovasculares, cáncer, predisposición genética, estrés, dificultades para dormir, aislamiento social y soledad, falta de ejercicio, limitaciones funcionales e incluso adicciones. La conexión social juega un papel fundamental. A medida que envejecemos, las oportunidades de interacción social pueden disminuir, lo que aumenta el riesgo de soledad y aislamiento, factores estrechamente vinculados con la depresión. El NIA enfatiza la importancia de las conexiones sociales para el bienestar y la supervivencia, destacando la correlación entre la soledad y el aislamiento social con tasas más altas de depresión.
Si sospechamos que un adulto mayor en nuestro entorno podría estar experimentando depresión, es fundamental buscar ayuda profesional. Un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado, que puede incluir medicación, son esenciales. Pero nuestro apoyo no se limita a la búsqueda de ayuda profesional. Escuchar con atención y validar sus sentimientos es crucial. Evitemos minimizar o invalidar su experiencia emocional. El IMSS recomienda escuchar sus miedos, integrarlos en actividades familiares y fomentar la interacción con personas de su edad, recordando que, si bien la depresión es frecuente en adultos mayores, no es normal.
En México, existen recursos disponibles para quienes necesitan ayuda. La Línea de la Vida ofrece apoyo telefónico y en línea. No dudemos en utilizar estos recursos si sospechamos que un ser querido o nosotros mismos estamos luchando contra la depresión. Recordemos que la salud mental es tan importante como la salud física, y que un acompañamiento empático y la búsqueda de ayuda profesional son fundamentales para afrontar este desafío. La depresión en los adultos mayores no es una sentencia, sino una condición que, con el apoyo adecuado, puede ser tratada y superada. Brindemos a nuestros abuelos el cuidado integral que merecen, atendiendo tanto su bienestar físico como su salud emocional.
Fuente: El Heraldo de México