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6 de agosto de 2025 a las 07:50
Río Sonora: Alzan la voz contra la contaminación
Once años han transcurrido desde aquel fatídico 6 de agosto de 2014, una fecha que se grabó a fuego en la memoria colectiva del Río Sonora. Once años de una herida abierta, de una lucha incansable por la justicia, por la salud, por el derecho fundamental a un agua limpia y un futuro digno. Y hoy, a once años de la tragedia, la voz de los Comités de Cuenca resuena con la misma fuerza, con la misma indignación, denunciando el olvido, la indolencia y la falta de compromiso de las autoridades.
En la plaza Emiliana de Zubeldía, frente al antimonumento que se yergue como un símbolo de resistencia, se congregaron los habitantes de los pueblos afectados: Arizpe, Banámichi, Huépac, San Felipe, Aconchi, Baviácora, Ures y Hermosillo rural. Sus rostros, marcados por el tiempo y la adversidad, reflejan la historia de una lucha desigual, una batalla contra la impunidad y el desamparo. No son sólo nombres en un mapa, son familias, son comunidades enteras que han visto cómo sus vidas se transformaron para siempre, cómo la promesa de un futuro próspero se desvaneció en las aguas contaminadas del río que les da nombre.
El pronunciamiento leído por Martín Valenzuela, representante de los Comités de Cuenca, fue un grito desgarrador, un llamado urgente a la conciencia colectiva. Denunció la simulación, las promesas incumplidas, los dictámenes de la Suprema Corte ignorados, los amparos ganados que no se traducen en una remediación real. "Juegan con nuestro dolor", acusó con la voz quebrada por la impotencia. "Utilizan nuestras reuniones para rendir informes de avances que nada tienen de realidad".
La contaminación persiste, invisible pero latente, una amenaza constante para la salud de quienes se ven obligados a consumir agua contaminada. Metales pesados circulan silenciosamente por sus cuerpos, sembrando la incertidumbre y el miedo. El acceso a agua limpia, un derecho humano fundamental, sigue siendo una quimera para las comunidades afectadas. La atención médica especializada, los tratamientos toxicológicos necesarios para combatir los efectos de la contaminación, brillan por su ausencia.
La velada en homenaje a Ramón Miranda, Norberto Bustamante y Martha Velarde, líderes de los Comités de Cuenca que fallecieron en los últimos años, fue un acto cargado de simbolismo. Sus nombres se unen a la larga lista de víctimas de la tragedia, víctimas no sólo de la contaminación, sino también de la indiferencia y el abandono. María Bonilla, amiga de Martha y compañera de lucha, reafirmó el compromiso de continuar la batalla en su memoria, de no claudicar hasta alcanzar la justicia plena para el Río Sonora. "Vamos a dar lo mejor de nosotros, así como nuestros compañeros hasta el último aliento de su vida lo dejaron en esta lucha", prometió con la voz firme y la mirada llena de determinación.
Las velas encendidas frente al Museo de la Universidad de Sonora iluminaron no sólo la noche, sino también la esperanza de un futuro mejor. Un futuro donde la justicia prevalezca, donde la salud de las comunidades afectadas sea una prioridad, donde el Río Sonora vuelva a fluir limpio y cristalino. Un futuro que sólo será posible si la sociedad en su conjunto, desde Hermosillo hasta el último rincón del país, se une a la lucha de los Comités de Cuenca y no los deja solos en esta batalla por la vida, por la dignidad, por un futuro digno para todos.
Fuente: El Heraldo de México