
6 de agosto de 2025 a las 19:00
Rescate heroico en Culiacán: 5 detenidos
La tensión se podía cortar con un cuchillo en el polvoriento poblado de Llano de Abajo, Culiacán. El silencio habitual, roto solo por el canto de algún pájaro despistado, había sido reemplazado por el zumbido amenazante de helicópteros que peinaban el terreno desde las alturas. Abajo, en tierra, una coreografía mortal se desarrollaba con precisión quirúrgica. Elementos de la Secretaría de Marina, con el rostro oculto tras pasamontañas, avanzaban sigilosamente, coordinados con la Sedena, la SSPC, la FGR y la Guardia Nacional. Un despliegue de fuerza pocas veces visto, una respuesta contundente a la denuncia ciudadana que alertaba sobre una privación ilegal de la libertad y la presencia de hombres armados.
La información, obtenida a través de una red de inteligencia tejida con la colaboración de la comunidad, había permitido identificar un posible punto de cautiverio. Las horas previas al operativo fueron cruciales. Se analizaron imágenes satelitales, se interceptaron comunicaciones y se estudió el terreno palmo a palmo. El objetivo: rescatar a la víctima con vida y neutralizar a los captores sin poner en riesgo a la población civil.
El momento de la verdad llegó con la irrupción en la vivienda señalada. La sorpresa fue total. Cinco individuos, uno de ellos menor de edad, fueron sorprendidos con las manos en la masa. Seis armas largas, listas para ser usadas, descansaban junto a dos cintas eslabonadas, 21 cargadores y más de mil cartuchos útiles. Un arsenal suficiente para desatar una verdadera guerra. También se encontraron ocho chalecos antibalas, 16 placas balísticas, dos vehículos y diversas dosis de droga. Evidencia irrefutable de la actividad delictiva que se desarrollaba en ese lugar.
En medio del caos, un hombre, visiblemente afectado por el cautiverio, fue liberado. Sus ojos reflejaban el miedo y la incertidumbre, pero también el alivio de haber escapado de las garras de sus captores. Recibió atención médica inmediata y se le brindó la orientación necesaria para presentar su denuncia formal ante las autoridades competentes.
Las primeras investigaciones apuntan a un posible ajuste de cuentas entre grupos criminales rivales. Al parecer, la víctima pertenecía a una facción distinta a la de sus captores, un dato que añade otra capa de complejidad a este caso. Su identidad se mantiene en reserva para proteger su integridad y la de su familia.
El operativo, un éxito rotundo gracias a la coordinación interinstitucional y la valiosa colaboración ciudadana, envía un mensaje claro: la impunidad no tiene cabida en Sinaloa. Las autoridades están trabajando sin descanso para desarticular las redes criminales que operan en la región y garantizar la seguridad de todos los ciudadanos. La lucha contra la delincuencia es una tarea de todos, y la participación ciudadana es fundamental para lograr una sociedad más justa y segura. Este caso es un ejemplo de cómo la denuncia oportuna puede salvar vidas y contribuir a la construcción de un futuro mejor para Sinaloa. Ahora, el agente del Ministerio Público federal tiene la palabra. Su labor será fundamental para esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia. El proceso apenas comienza, pero el primer paso, el más importante, ya se ha dado.
Fuente: El Heraldo de México