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6 de agosto de 2025 a las 17:20

Rabia mortal: la confesión de Silvana Torres

La tragedia que enluta a Manizales continúa revelando detalles escalofriantes. A casi dos semanas del asesinato de la pequeña Antonella, de tan solo dos años, a manos de su madre, Silvana Torres, las primeras declaraciones de la joven de 22 años han conmocionado a la opinión pública. Sus palabras, llenas de confusión y remordimiento, dibujan un panorama desolador y plantean interrogantes cruciales sobre la salud mental y la maternidad en situaciones extremas.

El eco de los gritos de Antonella aún resuena en el barrio de San Sebastián, donde la mañana del 26 de julio la tragedia se hizo presente. Vecinos alertaron a las autoridades, quienes encontraron a la menor con una herida fatal en el cuello y a Silvana Torres con diversas lesiones. La pequeña Antonella no sobrevivió, mientras que su madre fue trasladada a un hospital y posteriormente a una clínica psiquiátrica para su evaluación.

El informe psiquiátrico revela la tormentosa confesión de Silvana. Un ataque de ira, sin motivo aparente, la llevó a cometer el atroz crimen. Descartó la hipótesis inicial de una venganza contra el padre de la niña, su ex pareja. Sus palabras describen un momento de enajenación, una "ceguera" repentina que culminó en la agresión a su propia hija. "Me enceguecí, me llené de rabia y lastimé a mi hija", declaró, agregando el peso de la culpa a su desgarrador relato: "Después quise morirme, el hecho no fue por venganza, ella no tenía la culpa, yo sé que me odian por lo que hice, por eso me quería morir”.

Este testimonio, crudo y directo, abre un debate complejo. ¿Fue un acto premeditado o un episodio psicótico? ¿Qué factores desencadenaron semejante explosión de violencia? Las respuestas no son sencillas y requieren un análisis profundo que considere la salud mental de la joven madre. La impresionante declaración de Silvana, “solo recuerdo haber ido a la cocina por un cuchillo… luego todo se nubló”, sugiere una posible disociación, un mecanismo de defensa ante un trauma o una crisis emocional extrema.

La defensa de Silvana Torres buscará la declaración de inimputabilidad, argumentando problemas mentales. Este recurso legal plantea un desafío al sistema judicial: ¿cómo determinar la responsabilidad de una persona que actuó bajo un estado mental alterado? ¿Cómo equilibrar la justicia para la víctima con la necesidad de tratamiento y rehabilitación para la victimaria? El caso de Silvana Torres trasciende el simple hecho policial y se convierte en un espejo que refleja las fragilidades de la sociedad, la necesidad de prestar atención a la salud mental y la urgencia de brindar apoyo a las madres jóvenes que enfrentan situaciones de vulnerabilidad.

Mientras la justicia sigue su curso, la comunidad de Manizales se encuentra sumida en el dolor y la consternación. La imagen de la pequeña Antonella se ha convertido en un símbolo de la inocencia perdida y un llamado a la reflexión sobre la importancia de prevenir la violencia en todas sus formas. El futuro de Silvana Torres, por otro lado, permanece incierto, marcado por la sombra de un acto irreversible y la esperanza de encontrar en el tratamiento un camino hacia la comprensión y la reparación, aunque la verdadera justicia para Antonella, tristemente, nunca llegará.

Fuente: El Heraldo de México