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6 de agosto de 2025 a las 05:20
Granizada azota CDMX: ¡Impresionante video!
La furia de la naturaleza se desató sobre la Ciudad de México la tarde del 5 de agosto, recordándonos la impredecible fuerza de los elementos. Una tormenta, acompañada de una intensa granizada y vientos implacables, sorprendió a los capitalinos, sumiendo a varias zonas en un caos vial y dejando a su paso un panorama de calles inundadas, árboles caídos y el temor latente de mayores estragos.
El escenario, digno de una película de desastres naturales, se concentró principalmente en las alcaldías Coyoacán, Miguel Hidalgo y Benito Juárez. Imaginen la escena: el cielo, antes azul, oscurecido por amenazantes nubarrones, el repiqueteo incesante del granizo contra los techos y ventanas, el silbido del viento azotando las ramas de los árboles, algunas de las cuales, vencidas por la fuerza de la tormenta, se desprendían y caían pesadamente sobre las calles, obstruyendo el paso y generando un ambiente de incertidumbre.
En la Avenida Coyoacán, un gigante de más de 20 metros sucumbió ante la furia de la tormenta. Este coloso arbóreo, testigo silencioso de la historia de la colonia Acacias en Benito Juárez, yace ahora derribado, un recordatorio tangible del poder de la naturaleza. Los valientes bomberos, héroes anónimos de la ciudad, trabajaron incansablemente para retirar el árbol caído, mientras que personal de Protección Civil se afanaba en desazolvar las vías y restablecer el orden en medio del caos.
Las redes sociales, convertidas en un hervidero de información en tiempo real, se inundaron con imágenes impactantes. Colonias como Del Valle, San Pedro de los Pinos y la Narvarte, usualmente vibrantes y llenas de vida, mostraban una cara distinta, con calles convertidas en ríos improvisados, ramas esparcidas por doquier y la preocupación palpable en los rostros de los residentes.
La tormenta no sólo trajo consigo agua y viento, sino también la interrupción del suministro eléctrico en algunas zonas de Benito Juárez. La oscuridad se sumó a la escena, incrementando la sensación de vulnerabilidad. Afortunadamente, los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad, con su inquebrantable compromiso, se desplegaron rápidamente para restablecer el servicio y devolver la luz a los hogares afectados.
El Periférico, una de las arterias principales de la ciudad, se convirtió en un embudo. En el cruce con Alencastre, en la alcaldía Miguel Hidalgo, los encharcamientos provocaron un congestionamiento vial de proporciones épicas, atrapando a miles de conductores en una larga e impaciente espera.
Ante la magnitud de la tormenta, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil activó la alerta amarilla en diversas alcaldías, advirtiendo sobre la posibilidad de lluvias aún más intensas, granizo y vientos de hasta 50 kilómetros por hora, capaces de arrastrar no solo ramas y mobiliario urbano, sino también la tranquilidad de los habitantes. La recomendación a la población fue clara: extremar precauciones y mantenerse alerta.
Más allá de las cifras de precipitación y la velocidad del viento, esta tormenta nos recuerda la importancia de la prevención y la solidaridad. Nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con el entorno y a tomar conciencia de la necesidad de estar preparados ante los embates de la naturaleza. La ciudad, herida pero no vencida, se levanta una vez más, demostrando su resiliencia y la capacidad de sus habitantes para superar la adversidad.
Fuente: El Heraldo de México