
6 de agosto de 2025 a las 03:35
Caos vial en la México-Puebla tras doble homicidio
La tranquilidad de la tarde se vio brutalmente interrumpida en la autopista México-Puebla. Un escenario que prometía ser el inicio de una nueva aventura con un vehículo recién adquirido, se transformó en una tragedia. Dos hombres, ilusionados minutos antes con la compra de su camioneta Hyundai Tucson, yacen sin vida sobre el asfalto, víctimas de la violencia que azota nuestras carreteras. Un tercer acompañante, testigo del horror, lucha por su vida, marcado por la impronta imborrable de la tragedia.
Alrededor de las 17:00 horas, a la altura del municipio de Amozoc, el sueño se convirtió en pesadilla. Sujetos armados, con la frialdad que caracteriza a la delincuencia, interceptaron la camioneta. Imaginen la escena: la tensión en el aire, el miedo paralizante, la impotencia ante la amenaza inminente. Los obligaron a descender del vehículo, arrebatándoles no solo un bien material, sino la vida misma. Sin mediar palabra, los agresores abrieron fuego contra los tres hombres, dejando a dos sin vida y a uno gravemente herido.
La huida de los criminales fue tan rápida como el acto violento que cometieron. Se llevaron la camioneta, esperando fundirse en la oscuridad de la impunidad. Sin embargo, la presión de las autoridades, que rápidamente se desplegaron en la zona, los obligó a abandonar el vehículo en un predio cercano. La Tucson, testigo silencioso del crimen, ahora se convierte en una pieza clave de la investigación.
La autopista, vía que conecta sueños y destinos, se convirtió en un escenario de dolor. El tráfico quedó paralizado, formándose kilométricas filas de autos. Los conductores, atrapados en el embotellamiento, se convirtieron en testigos indirectos de la tragedia, obligados a contemplar las luces de las patrullas y el despliegue de las fuerzas del orden. Muchos, sin saberlo, estaban a escasos kilómetros del lugar donde la vida de dos hombres fue arrebatada.
Las autoridades federales y estatales trabajan incansablemente en la recolección de pruebas. Cada huella, cada casquillo, cada testimonio, son piezas de un rompecabezas que buscan reconstruir los hechos y dar con los responsables. La pregunta que resuena en la mente de todos es ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo la inseguridad seguirá cobrando vidas en nuestras carreteras? La sociedad exige justicia, exige seguridad, exige un alto a la violencia que nos roba la tranquilidad y nos deja sumidos en la incertidumbre. Mientras tanto, las familias de las víctimas lloran la pérdida irreparable, un dolor que ninguna investigación, ninguna detención, podrá aliviar completamente. La autopista México-Puebla, hoy manchada de sangre, se convierte en un símbolo de la vulnerabilidad que vivimos y en un llamado urgente a la acción para construir un país más seguro.
Fuente: El Heraldo de México