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5 de agosto de 2025 a las 09:20

Sheinbaum frena a Trump

La tensión se palpaba en el aire. La amenaza de aranceles del 30% a productos mexicanos se cernía como una espada de Damocles sobre la economía nacional. En ese escenario crítico, la presidenta Claudia Sheinbaum logró lo que parecía imposible: una pausa a la medida unilateral de Donald Trump y la apertura de una ventana de negociación con Estados Unidos. Un movimiento estratégico que silenció a los críticos y desató la furia contenida de la oposición.

Lejos de la claudicación, la humillación o la cesión, la mandataria demostró oficio político, un cabildeo intenso y una estrategia firme que revirtió la amenaza inminente. El resultado es innegable: México se erige como el único país con un trato preferencial en materia arancelaria frente a la nueva política comercial estadounidense, con el 84% de sus productos exentos de la imposición. Una victoria contundente considerando que Trump, inflexible con otros líderes mundiales, había negado cualquier tipo de prórroga. Mientras Canadá, Japón, India, Brasil y la Unión Europea se vieron obligados a pactar bajo condiciones desfavorables, México, gracias a la gestión de Sheinbaum, consiguió un plazo de tres meses y el compromiso de continuar las negociaciones.

Una llamada de 40 minutos bastó para cambiar el rumbo de los acontecimientos. Sin comprometer recursos naturales, sin ceder soberanía, sin arrodillarse ante las presiones, la presidenta logró no solo la suspensión de los aranceles, sino también la posibilidad de discutir un nuevo acuerdo comercial. Un logro que contrasta con la falta de acuerdo con Canadá, atribuida por Trump a la postura de este país sobre el conflicto palestino.

La derecha mexicana, que anticipaba una derrota presidencial y celebraba por adelantado un supuesto fracaso, vio desmoronarse sus pronósticos. Su deseo de una humillación nacional se desvaneció, dejando al descubierto su servilismo y su anhelo de un retroceso que les devuelva los privilegios perdidos. Su estrategia, basada en la traición y la sumisión a intereses extranjeros, quedó expuesta ante la firmeza y la defensa de la soberanía nacional por parte de Sheinbaum.

Para Marcelo Ebrard, secretario de Economía, la gestión de la presidenta representa un "gran triunfo diplomático". Un triunfo que radica en la habilidad para sortear las asimetrías de poder con argumentos sólidos y la demostración de la interdependencia entre ambas naciones. Sheinbaum, a diferencia de otros líderes mundiales, no se dejó intimidar por la hostilidad, la misoginia y la megalomanía de Trump. Su estrategia, basada en la "cabeza fría" y la defensa firme de principios, frustró los planes de quienes, desde México, buscan una intervención estadounidense para recuperar prebendas y poder.

La oposición, desnuda en su servilismo ultraderechista, no busca justicia, soberanía ni democracia. Su único objetivo es el retorno a un pasado de privilegios y saqueo, a costa del bienestar del país. Su fracaso en este episodio no solo demuestra su incapacidad política, sino también su falta de patriotismo. Mientras Sheinbaum protege a la patria, la oposición, una vez más, la traiciona. Su anhelo de un México debilitado y sometido a intereses extranjeros es la antítesis del proyecto de nación que defiende la presidenta. La batalla por el futuro del país continúa, y en este escenario, la firmeza y la visión estratégica de Sheinbaum se erigen como un baluarte contra la amenaza de la traición y el entreguismo.

Fuente: El Heraldo de México