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5 de agosto de 2025 a las 09:35

Protege tus Derechos: El Debido Proceso Penal

La sombra de la duda: El debido proceso en México, un camino empedrado de injusticias

La historia reciente de México está marcada por casos judiciales que han cimbrado a la sociedad, dejando una profunda huella de incertidumbre y desconfianza en el sistema. Nombres como Vallarta-Cassez, Ayotzinapa y Acteal resuenan en la memoria colectiva, no solo por la gravedad de los hechos, sino por las recurrentes denuncias de violaciones al debido proceso. Estos casos, convertidos en paradigmas de la fragilidad de la justicia, nos obligan a reflexionar sobre la importancia de este principio fundamental del derecho. ¿Qué significa realmente el debido proceso? No se trata de una mera formalidad, sino del conjunto de garantías que protegen a cualquier persona acusada de un delito, asegurando un juicio justo e imparcial. Es el escudo que nos protege de la arbitrariedad del poder y la base de un Estado de Derecho.

Imaginemos el escenario: una persona es detenida. En ese instante crucial, el primer respondiente, generalmente un agente policial, tiene la obligación de informar a la persona detenida sobre sus derechos, incluyendo el motivo de la detención, el derecho a contactar a un familiar, a la asistencia consular si es extranjera, e incluso a un intérprete si lo requiere. Es el primer eslabón de la cadena de justicia, y su actuación puede marcar la diferencia entre un proceso justo y una espiral de irregularidades. La Cartilla de Derechos que asisten a las personas en detención no es un simple folleto, sino la materialización de garantías fundamentales. Su lectura no debe ser una mera formalidad, sino un acto que asegure la comprensión de los derechos por parte del detenido.

El Ministerio Público, encargado de la investigación, también juega un papel crucial. Su deber es conducirse con objetividad, respetando los derechos humanos de todas las partes involucradas. Esto implica permitir el acceso pleno a la carpeta de investigación a la defensa, evitando cualquier tipo de intimidación, hostigamiento o tortura. La imparcialidad en la investigación es la piedra angular de un proceso justo. Un Ministerio Público comprometido con la verdad y la justicia no busca culpables a toda costa, sino esclarecer los hechos con base en pruebas sólidas y respetando los derechos de todos.

La autoridad judicial, por su parte, tiene la responsabilidad de garantizar un juicio justo, pronto y expedito. Debe escuchar a la persona procesada, permitirle presentar pruebas y alegatos en su defensa, y asegurar la transparencia e imparcialidad del proceso. La posibilidad de apelar las decisiones judiciales ante instancias superiores es una garantía esencial para la correcta impartición de justicia. Un juez imparcial no es un espectador pasivo, sino un garante de los derechos de todas las partes, velando por el cumplimiento del debido proceso en cada etapa del juicio.

Sin embargo, la realidad nos muestra que la plena vigencia del debido proceso en México sigue siendo un desafío. Las irregularidades, como la tortura, han tenido consecuencias devastadoras, liberando a presuntos culpables o, por el contrario, manteniendo en prisión a personas sin sentencia durante años, como en el caso de Israel Vallarta. La magnitud de estas violaciones no solo afecta a las personas directamente involucradas, sino que erosiona la confianza en el sistema de justicia y debilita el Estado de Derecho. El caso Ayotzinapa, con la desaparición de los 43 normalistas, es un ejemplo trágico de cómo la falta de apego al debido proceso puede perpetuar la impunidad y el dolor de las víctimas.

El camino hacia un sistema de justicia sólido y confiable exige un compromiso inquebrantable con el debido proceso. No se trata solo de cumplir con formalidades, sino de construir una cultura de respeto a los derechos humanos en todas las etapas del proceso penal. La capacitación de los operadores del sistema, la supervisión efectiva de su actuación y la sanción ejemplar de las irregularidades son pasos indispensables para lograr este objetivo. La justicia no puede ser un juego de azar, sino una garantía para todos.

Fuente: El Heraldo de México