
5 de agosto de 2025 a las 22:05
México y EU: ¿Alianza segura?
La posible firma de un acuerdo de seguridad entre México y Estados Unidos, como lo ha anunciado la presidenta Claudia Sheinbaum, se perfila como un hito en la relación bilateral, con el potencial de inaugurar una nueva era de cooperación en la lucha contra el crimen organizado. Más allá de la retórica política, este acuerdo representa una oportunidad crucial para abordar los desafíos compartidos que, como bien señaló Gabriela Cuevas, Presidenta Honoraria de la Unión Interparlamentaria, “no respetan la frontera”. Es un reconocimiento tácito de que la seguridad en América del Norte es una responsabilidad compartida que exige soluciones conjuntas.
El énfasis de la presidenta Sheinbaum en la salvaguarda de la soberanía nacional es fundamental. Cualquier acuerdo debe basarse en el respeto mutuo y la colaboración equitativa, sin comprometer la autonomía de México. Este principio es la piedra angular sobre la que se construye la confianza, un elemento indispensable para la eficacia de cualquier estrategia de seguridad conjunta. La historia nos ha enseñado que la imposición de agendas externas rara vez produce resultados sostenibles. La colaboración, por el contrario, empodera a las naciones para abordar los problemas desde una perspectiva compartida, maximizando así las posibilidades de éxito.
Uno de los aspectos más prometedores de este acuerdo es el mayor intercambio de inteligencia. En el complejo mundo del crimen transnacional, la información es poder. Compartir datos de inteligencia de manera oportuna y eficiente permitirá a ambos países anticipar las acciones de las organizaciones criminales, desmantelar sus redes de operación y, en última instancia, reducir la violencia. La lucha contra el fentanilo, una droga que siembra la muerte en Estados Unidos y que se produce con precursores químicos a menudo provenientes del exterior, se beneficiará enormemente de este intercambio de información. Identificar las rutas de tráfico, los puntos de entrada y las redes de distribución de estos precursores es crucial para frenar la producción de esta droga letal.
El compromiso de combatir el tráfico de armas desde Estados Unidos hacia México es otro punto crucial del acuerdo. Es innegable que el flujo constante de armas de fuego alimenta la violencia en México. Fortalecer los mecanismos de control y rastreo de armas, así como incrementar la cooperación para desarticular las redes de tráfico, es esencial para reducir la capacidad de fuego de los grupos criminales. Este esfuerzo conjunto debe ir acompañado de estrategias integrales que aborden las causas raíz de la violencia, como la desigualdad social y la falta de oportunidades.
La construcción de confianza entre México y Estados Unidos es un proceso continuo que requiere un compromiso sostenido de ambas partes. Este acuerdo de seguridad, con su enfoque en la cooperación y el respeto mutuo, representa un paso significativo en la dirección correcta. Si se implementa de manera efectiva, puede sentar las bases para una relación bilateral más sólida y productiva en materia de seguridad, beneficiando a ambos países y contribuyendo a la estabilidad de la región. Sin embargo, es importante mantener una vigilancia constante y un diálogo abierto para asegurar que el acuerdo se implemente de manera transparente y respetando los derechos humanos. El éxito de esta iniciativa dependerá, en última instancia, de la voluntad política y la capacidad de ambos gobiernos para trabajar juntos de manera coordinada y efectiva.
Fuente: El Heraldo de México