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6 de agosto de 2025 a las 02:35
Maltrato Animal: La crueldad no conoce límites
La historia de Maravilla ha conmovido a Culiacán y ha puesto en evidencia, una vez más, la crueldad que pueden sufrir los animales a manos de los humanos. Imaginen por un momento la angustia de esta perrita: embarazada, esperando la llegada de sus cachorros, y en lugar de recibir cuidados y cariño, es atada de hocico y patas, sometida a golpes y abandonada a su suerte. El dolor físico, el miedo, la incertidumbre… un cóctel de sufrimiento que ningún ser vivo merece experimentar.
Afortunadamente, la luz de la esperanza brilló en la oscuridad gracias a la Fundación Balto y Togo Bienestar y Rescate Animal. Su rápida intervención, tras la denuncia ciudadana a través de redes sociales, fue crucial para rescatar a Maravilla de su calvario. La imagen de la perrita, con cinchos apretando su hocico e impidiéndole incluso respirar con normalidad, es un testimonio desgarrador de la inhumanidad que aún persiste en nuestra sociedad.
La indignación colectiva no se hizo esperar. Las redes sociales se inundaron de mensajes de repudio y de solidaridad con Maravilla. Y en medio de la tormenta de emociones, un acto de generosidad anónima conmovió a todos: alguien, llegó a la clínica veterinaria Chapultepets y pagó la totalidad de los gastos médicos de Maravilla. Un gesto que nos recuerda que la bondad también existe, y que a veces se manifiesta de las maneras más inesperadas.
La posterior aclaración en redes sociales, supuestamente por parte de la persona relacionada con el maltrato de Maravilla, genera aún más interrogantes. ¿Realmente la perrita pertenecía a una vecina? ¿Fue la agresividad de Maravilla, producto del miedo y el estrés de su situación, la causa de su abandono? Independientemente de las circunstancias, la responsabilidad de cuidar a un animal implica brindarle protección, alimento y atención veterinaria, especialmente en un estado tan vulnerable como el embarazo.
El caso de Maravilla no es un hecho aislado. La Fundación Balto y Togo lucha día a día contra el maltrato animal y el abandono, rescatando a perros y gatos de las calles de Culiacán. Recientemente, compartieron la historia de Goofy, un pequeño pug que llegó a la fundación en un estado de extrema desnutrición, luchando por su vida. Al igual que Maravilla, Goofy necesita de nuestra ayuda para superar esta difícil prueba.
Estas historias nos interpelan como sociedad. Nos obligan a reflexionar sobre nuestra responsabilidad hacia los animales y a tomar acción. Cada donación, por pequeña que sea, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para animales como Maravilla y Goofy. Apoyar a fundaciones como Balto y Togo es invertir en un futuro donde el respeto y la compasión hacia los animales sean la norma, no la excepción. No seamos indiferentes al sufrimiento. Informémonos, denunciemos el maltrato y extendamos nuestra mano a quienes dedican su vida a proteger a los más vulnerables. El futuro de estos animales está en nuestras manos.
Fuente: El Heraldo de México