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5 de agosto de 2025 a las 16:45

Justicia para Silvana: La agonía de sus últimos momentos

La tragedia que ha conmocionado a Manizales, el homicidio de la pequeña Antonella López Torres de tan solo dos años, ha dejado un halo de incredulidad y dolor en la comunidad. Los testimonios de quienes conocían a Silvana Torres, la madre de 19 años ahora detenida, pintan un cuadro desgarrador de una situación compleja y llena de interrogantes. Magola Valencia, amiga cercana de Silvana desde la adolescencia, describe una joven madre que, a pesar de las dificultades, se desvivía por su hija. "Daban la vida por esa niña," afirma Magola, recordando el amor y dedicación que tanto Silvana como la abuela materna profesaban por Antonella. El contraste entre esta imagen de cariño y el acto incomprensible del filicidio es lo que más perturba a quienes las conocían. Magola especula sobre la posible influencia de problemas personales, quizás una reciente ruptura amorosa, que podrían haber llevado a Silvana a un estado de desesperación extrema. "De pronto estaba con muchas cosas encima," sugiere, "Nada justifica eso, pero yo creo que fue en un momento donde se le nubló mucho la mente." Esta hipótesis, sin embargo, no aminora el impacto de la tragedia ni la búsqueda de respuestas.

La descripción de Magola sobre la reacción de algunos vecinos, quienes intentaron linchar a Silvana al conocer lo sucedido, refleja la crudeza del dolor y la indignación colectiva. "Esas personas ni la conocían y le gritaban que era una mala madre," relata con pesar, reconociendo la gravedad del acto al mismo tiempo que cuestiona la justicia popular. El testimonio de Luisa Ladino, vecina de Silvana, refuerza la imagen de una familia aparentemente normal. Luisa nunca percibió indicios de violencia intrafamiliar, ni gritos ni golpes. Recuerda a Silvana como una joven tranquila y a la niña bien cuidada. Su relato del día de la tragedia es estremecedor. El bullicio y los gritos de desesperación la alertaron, y al acudir al apartamento se encontró con una escena desgarradora: Antonella junto a su madre en la cama, mientras la policía llegaba al lugar. La imagen de Silvana, quieta y en silencio, con los ojos cerrados, permanece grabada en la memoria de Luisa. "No sé si estaba inconsciente," comenta, aún conmocionada por lo vivido.

La tragedia de Antonella y Silvana ha dejado una profunda herida en la comunidad. Más allá del horror del filicidio, surgen preguntas sobre las presiones que enfrentan las madres jóvenes, la falta de redes de apoyo y la importancia de la salud mental. El testimonio de quienes las conocieron nos recuerda que detrás de cada tragedia hay historias humanas complejas y que la búsqueda de respuestas debe ir más allá de la simple condena, buscando comprender las circunstancias que pueden llevar a un acto tan extremo. La tristeza y la consternación que embargan a Manizales son un llamado a la reflexión y a la acción para prevenir futuras tragedias. ¿Cómo podemos, como sociedad, brindar un mayor apoyo a las familias vulnerables? ¿Cómo podemos detectar y atender las señales de alarma que a veces pasan desapercibidas? El caso de Antonella y Silvana nos interpela a todos.

Fuente: El Heraldo de México