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5 de agosto de 2025 a las 04:20

Fiscal asesinado en Tamaulipas

La tarde del 4 de agosto se tiñó de rojo en Reynosa, Tamaulipas. La aparente tranquilidad del Bulevar Hidalgo, a la altura de Plaza Engrei, se vio brutalmente interrumpida por una ráfaga de violencia que culminó con el asesinato del delegado de la Fiscalía General de la República en el estado, Ernesto Vázquez. La noticia, como una onda expansiva, recorrió la ciudad, sembrando el pánico entre sus habitantes.

Los detalles, aún fragmentarios, dibujan un escenario de terror. Un grupo armado interceptó la camioneta Cadillac Escalade negra en la que se desplazaba el funcionario. Lo que siguió fue una persecución digna de una película de acción, pero con un final trágicamente real. Alcanzado por sus perseguidores, Vázquez fue acribillado a balazos. La imagen de su vehículo envuelto en llamas, tras el cobarde ataque, se convirtió en un símbolo del creciente clima de inseguridad que azota la región.

La ejecución del delegado no fue un hecho aislado. Desató una cadena de violencia que se extendió como un reguero de pólvora por diversos puntos de la ciudad. Jarachina Norte y Sur, el bulevar Mil Cumbres, el Viaducto Reynosa… nombres que ahora resuenan con el eco de los enfrentamientos, los bloqueos y las persecuciones que mantuvieron en vilo a la población. Familias enteras se refugiaron en sus hogares, presas del miedo, mientras las sirenas de las patrullas y el tableteo de las armas automáticas rompían el silencio de la noche.

La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. Elementos de corporaciones federales, estatales y municipales se desplegaron por toda la ciudad, implementando un operativo de gran escala. El área del atentado fue acordonada, mientras peritos e investigadores trabajaban contrarreloj para recopilar evidencias y tratar de reconstruir los hechos. La Fiscalía General del Estado de Tamaulipas, en un comunicado escueto pero contundente, confirmó la coordinación con la Fiscalía General de la República para esclarecer el crimen y llevar a los responsables ante la justicia.

Este lamentable suceso pone de manifiesto, una vez más, la compleja situación de seguridad que enfrenta Tamaulipas. La muerte de un alto funcionario federal en estas circunstancias no solo es una tragedia personal, sino también un duro golpe para las instituciones y un recordatorio de la vulnerabilidad que se vive en la región. La pregunta que todos se hacen ahora es: ¿qué medidas se tomarán para frenar esta ola de violencia y garantizar la seguridad de los ciudadanos? La respuesta, sin duda, es una tarea pendiente para las autoridades de todos los niveles. Mientras tanto, Reynosa llora la pérdida de su delegado y se aferra a la esperanza de un futuro más seguro y pacífico. La sociedad exige justicia y un alto a la impunidad. La herida que este acto de barbarie ha dejado en la comunidad tardará mucho tiempo en cicatrizar. La lucha contra la delincuencia organizada debe ser una prioridad, un compromiso inquebrantable para construir un México donde la ley prevalezca y la vida humana sea respetada.

Fuente: El Heraldo de México