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5 de agosto de 2025 a las 09:20

Domina tu mente, alcanza tus metas.

En el intrincado tablero del ajedrez político global, donde las bravuconadas y las amenazas parecen ser la moneda de cambio, emerge la figura de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, como un faro de templanza y firmeza. Contrasta su estilo con el del presidente estadounidense, Donald Trump, quien, como un moderno Maquiavelo, apuesta por el temor como herramienta de negociación, cosechando una aprobación menguante a nivel internacional, incluso dentro de sus propias filas republicanas. Si bien esta táctica de "bully" ha dado algunos frutos, como en el caso de los aranceles impuestos a la Unión Europea, la respuesta de México ha sido radicalmente diferente.

Ante la espada de Damocles de los aranceles del 30% a las exportaciones mexicanas, Sheinbaum Pardo no se doblegó. En lugar de ceder al pánico o responder con la misma moneda, optó por la diplomacia serena, la “cabeza fría” y la defensa firme de los intereses nacionales. El resultado: una llamada telefónica “muy positiva” con el presidente Trump, que desactivó la amenaza y abrió una vía para el diálogo constructivo. La sonrisa con la que la Presidenta anunció este logro hablaba volúmenes. No es sencillo, dejó entrever, negociar con un interlocutor tan impredecible, pero la estrategia de la templanza ha demostrado su eficacia.

Este episodio pone de manifiesto la profunda diferencia entre dos estilos de liderazgo. Mientras Trump busca el temor, Sheinbaum inspira confianza. Mientras el primero divide, la segunda une. La alta aprobación que ostenta la Presidenta, que alcanza hasta el 80%, es un testimonio elocuente del respaldo popular a su gestión. Es el "amor con amor se paga" que pregonaba el expresidente López Obrador, materializado en la confianza que la ciudadanía deposita en su sucesora.

En un mundo donde la política internacional a menudo se asemeja a un campo de batalla, la postura de México se erige como un ejemplo a seguir. Frente a la sumisión de algunos líderes europeos, criticada incluso dentro de sus propias fronteras, Sheinbaum Pardo demuestra que la firmeza no está reñida con la diplomacia, y que la defensa de los intereses nacionales puede lograrse sin recurrir a la confrontación estéril.

La lección es clara, y la oposición debería tomar nota: el diálogo, la construcción de acuerdos y la templanza son herramientas mucho más eficaces que la bravuconería y la polarización. El liderazgo de Sheinbaum Pardo, basado en la razón y el respeto, no solo ha protegido a México de medidas impositivas perjudiciales, sino que también ha fortalecido su posición en el escenario internacional. Es una lección de política moderna, una lección que trasciende las fronteras y se proyecta como un modelo para el mundo. En tiempos de incertidumbre y turbulencia, la templanza y la firmeza se revelan como las verdaderas virtudes del liderazgo.

Fuente: El Heraldo de México