
5 de agosto de 2025 a las 03:40
Deja de lavar el pollo crudo: Dalilah te explica por qué
El reciente debate en redes sociales, desatado por la actriz Dalilah Polanco en La Casa de los Famosos, sobre la costumbre de lavar el pollo crudo antes de cocinarlo, nos invita a reflexionar sobre las prácticas culinarias que hemos heredado y la importancia de mantenernos informados sobre la seguridad alimentaria. La postura de la actriz, que afirma no lavar el pollo antes de su cocción, ha generado controversia, pero coincide con las recomendaciones de expertos y organismos internacionales como el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). ¿Por qué lavar el pollo crudo puede ser contraproducente? La respuesta reside en la contaminación cruzada.
Aunque parezca una práctica higiénica, lavar el pollo crudo bajo el grifo puede propagar bacterias peligrosas, como la Campylobacter, a través de salpicaduras. Imaginen un microscópico ejército de bacterias lanzadas como proyectiles por toda la cocina: encimeras, utensilios, incluso sobre otros alimentos listos para consumir. Este fenómeno, conocido como contaminación cruzada, es responsable de miles de infecciones gastrointestinales al año, especialmente en grupos vulnerables como niños, adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con sistemas inmunológicos debilitados. Estas infecciones, que pueden manifestarse con síntomas como diarrea, vómitos y fiebre, pueden llegar a ser severas y requerir hospitalización.
El calor de la cocción, al alcanzar la temperatura adecuada en el interior del pollo, elimina eficazmente estas bacterias. Por lo tanto, lavar el pollo crudo se convierte en un paso innecesario que aumenta, en lugar de disminuir, el riesgo de contaminación. La clave para una preparación segura del pollo reside en la correcta cocción y la higiene de los utensilios. Asegúrate de que la temperatura interna del pollo alcance los 74°C y lava cuidadosamente con agua caliente y jabón todos los utensilios que hayan estado en contacto con la carne cruda, incluyendo cuchillos, tablas de cortar, platos y tus propias manos.
La discusión generada por Dalilah Polanco nos lleva a cuestionarnos otras prácticas habituales en la cocina. ¿Debemos lavar otras carnes crudas como la res, el cerdo o el cordero? La respuesta es no. El principio de la contaminación cruzada se aplica a todas las carnes crudas. Lavarlas no solo es ineficaz para eliminar bacterias, sino que aumenta el riesgo de propagarlas por la cocina. Además, en el caso de las carnes rojas, el contacto con el agua puede afectar negativamente su textura y sabor, resultando en una carne más seca y menos jugosa al cocinarse.
Es importante recordar que las normas sanitarias en la producción y comercialización de carnes, tanto nacionales como importadas, son rigurosas. Estas normativas garantizan que la carne que llega a nuestros hogares es segura para el consumo, siempre y cuando se cocine adecuadamente. Si bien la cocción elimina las bacterias presentes en la carne cruda, el consumo de carne cruda o poco cocinada implica un riesgo considerable de contraer infecciones, además de dificultar la digestión. En conclusión, la mejor práctica para disfrutar de carnes seguras y deliciosas es la correcta cocción y la meticulosa higiene de los utensilios, dejando de lado el lavado de la carne cruda. El debate generado por el comentario de Dalilah Polanco, lejos de ser trivial, nos brinda la oportunidad de revisar nuestras prácticas en la cocina y priorizar la seguridad alimentaria.
Fuente: El Heraldo de México