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4 de agosto de 2025 a las 03:45
Nieto arriesga su vida por su abuela en Hidalgo
El silencio se quebraba con cada grito desesperado. Un silencio roto por el rumor incesante del agua turbia del canal de aguas negras La Línea, un afluente que, irónicamente, alimenta la Presa Endhó, símbolo de vida en Hidalgo. Ahora, este mismo canal se convertía en escenario de una tragedia que ha conmovido a la comunidad. La imagen, imborrable en la memoria de quienes la presenciaron, relataba una historia de lucha, amor y pérdida. Una adolescente, aferrada a un tronco con la fuerza de la desesperación, extendía su otro brazo en un intento vano por rescatar a su abuelita de las garras implacables del agua.
El sol de la tarde del 3 de agosto, testigo silencioso de la tragedia, proyectaba largas sombras sobre la Carretera a Achichilco, justo al borde del fatídico canal. Aún se desconocen las circunstancias precisas que llevaron al conductor, abuelo de la joven sobreviviente, a perder el control del vehículo. Un instante, un segundo de distracción, quizás un fallo mecánico, bastaron para precipitar a la familia a las oscuras aguas.
La joven, de tan solo 17 años, logró escapar del vehículo sumergido. Con una valentía que sobrepasa su corta edad, y con las últimas fuerzas que le quedaban, se aferró a un tronco a la deriva. Con la otra mano, intentó sujetar a su abuelita, una imagen desgarradora que habla del amor incondicional y la lucha por la supervivencia. Lamentablemente, el tiempo y la fuerza de la corriente jugaron en su contra. La abuelita perdió la vida antes de que los servicios de emergencia pudieran llegar al lugar.
En el automóvil viajaban también el otro abuelo y el hermano menor de la joven, un niño de tan solo 8 años. La angustia se multiplica con cada hora que pasa. Decenas de voluntarios, vecinos de la comunidad, elementos de Protección Civil y buzos especializados se han unido en una búsqueda frenética contra reloj. Cada minuto cuenta en la esperanza de encontrar al pequeño con vida. El canal, ahora convertido en un laberinto de incertidumbre, guarda celosamente el destino del niño.
La joven sobreviviente, marcada por la tragedia, fue rescatada por personal de emergencia y trasladada a un hospital cercano. Más allá de las heridas físicas, las cicatrices emocionales de esta experiencia la acompañarán para siempre. Las autoridades municipales han confirmado el fallecimiento de ambos abuelos, sumiendo a la comunidad en un profundo dolor.
La solidaridad no se ha hecho esperar. Vecinos de las comunidades aledañas se han organizado para brindar apoyo a la familia. Se han habilitado centros de acopio para recolectar víveres y recursos para los rescatistas que continúan la búsqueda del pequeño. La esperanza, aunque tenue, se mantiene viva. En cada palada de tierra removida, en cada metro de canal recorrido, se renueva la fe de encontrar al niño y brindar un poco de consuelo a esta familia destrozada por la tragedia. La comunidad entera se aferra a la esperanza, como la joven se aferró al tronco en medio de la corriente, con la fuerza del amor y la resiliencia del espíritu humano.
Fuente: El Heraldo de México