El humo denso se elevaba como una siniestra columna contra el cielo de la tarde, visible a kilómetros de distancia. La tranquilidad habitual de Polanco, ese oasis de elegancia y sofisticación en el corazón de la Ciudad de México, se vio interrumpida abruptamente por el caos y la urgencia. Las sirenas aullaban, cortando el aire con una melodía estridente que anunciaba la llegada de los bomberos. El escenario: un restaurante en la concurrida intersección de Avenida Ejército Nacional y Moliere, ahora envuelto en llamas.

"Nos evacuaron, yo ya estaba trabajando, pero nos dijeron que teníamos que evacuar". El testimonio, aún conmocionado, de uno de los empleados del restaurante, resonaba entre el murmullo de la gente que se agolpaba tras el cordón de seguridad. La incertidumbre se pintaba en cada rostro, la preocupación por la seguridad de quienes aún podían estar dentro del edificio en llamas. La imagen contrastaba dramáticamente con la cotidianidad de la zona, donde minutos antes el ritmo frenético de la ciudad dictaba la pauta.

Las redes sociales, convertidas en un hervidero de información instantánea, amplificaban la noticia con cada segundo que pasaba. La etiqueta #PrecauciónVial se propagaba como la pólvora, acompañada de imágenes y videos capturados por testigos presenciales. El cielo, antes despejado, ahora se teñía de un gris ominoso, producto del humo espeso que emanaba del restaurante. Las autoridades, a través de sus cuentas oficiales, alertaban a la población sobre el incidente, recomendando vías alternativas para evitar la zona afectada y facilitar el trabajo de los servicios de emergencia. Av. F. C. de Cuernavaca y Eje 4 Poniente se convertían en las rutas de escape para aquellos que buscaban eludir el caos.

La angustia se palpaba en el ambiente. Familiares de los empleados del restaurante se acercaban al lugar, buscando información, aferrándose a la esperanza de que sus seres queridos estuvieran a salvo. La labor de los bomberos, heroica y titánica, se desarrollaba bajo la atenta mirada de cientos de personas. El agua a presión luchaba contra las llamas, en un combate desigual contra el fuego que devoraba sin piedad el interior del establecimiento.

Mientras las autoridades trabajaban incansablemente para controlar la situación, las preguntas comenzaban a surgir. ¿Cuál fue la causa del incendio? ¿Hubo heridos? ¿Qué pasará con los empleados del restaurante, ahora sin su fuente de trabajo? La incertidumbre se convertía en el denominador común, mientras Polanco, habitualmente un remanso de tranquilidad, se enfrentaba a una noche de angustia y zozobra. Las próximas horas serían cruciales para determinar el alcance de la tragedia y comenzar a reconstruir, no solo el edificio afectado, sino también la tranquilidad de una comunidad conmocionada.