La historia de Dalilah Polanco y su amado Cuzco Cutberto Pérez Polanco, un felino argentino que conquistó su corazón y su hogar, ha conmovido a muchos. Más allá de las luces y las polémicas de La Casa de los Famosos México, se revela una faceta tierna y profundamente humana de la actriz. Su relato sobre el encuentro con Cuzco, un gatito abandonado en una bolsa de plástico cerca del Obelisco en Buenos Aires, nos recuerda la importancia de la adopción y el amor incondicional hacia los animales.

Imaginen la escena: una joven Dalilah, trabajando en Argentina durante la grabación de una novela, se topa con este pequeño ser indefenso. A pesar de la reciente pérdida de su perrito y su reticencia inicial a adoptar otra mascota, la conexión con Cuzco fue instantánea. Un flechazo a través de un ojo de buey, como ella misma lo describe, en el área de cuarentena del refugio donde lo cuidaban. La lucha por su adopción no fue fácil, las dudas sobre su compromiso como extranjera, la posibilidad de que lo abandonara al regresar a México… Pero Dalilah perseveró, demostrando su amor y determinación.

Dieciséis años de compañía, dieciséis años de risas, juegos y mimos. Cuzco Cutberto, el "dueño de la casa, el padrón, el dueño de sus quincenas", como cariñosamente lo llamaba Dalilah, se convirtió en mucho más que una mascota, en un miembro de la familia, en un confidente silencioso. Un compañero fiel que la acompañó en sus aventuras y desventuras, un testigo silencioso de sus triunfos y fracasos.

El video donde Dalilah presenta a Cuzco al mundo, con una mezcla de humor y ternura, nos permite vislumbrar la profunda conexión que existía entre ellos. Sus palabras, llenas de amor y a la vez de tristeza anticipada, revelan la difícil realidad de despedirse de un ser querido. El tumor inoperable en el hígado de Cuzco marcó el inicio de una dolorosa despedida, un proceso que Dalilah enfrentó con valentía y amor, aprovechando cada momento para crear recuerdos imborrables.

La partida de Cuzco Cutberto, poco antes del ingreso de Dalilah a La Casa de los Famosos México, sin duda dejó un vacío inmenso en su vida. Sin embargo, el legado de amor y compañía de este felino argentino seguirá vivo en el corazón de la actriz. Una historia que nos recuerda que el amor no conoce fronteras, ni especies, y que la huella que dejan nuestras mascotas en nuestras vidas es imborrable. Un testimonio conmovedor que nos invita a valorar y apreciar cada instante junto a nuestros compañeros animales, porque ellos, al igual que Cuzco, se convierten en los verdaderos dueños de nuestros corazones.