La semana pasada fue un auténtico festín boxístico, un recordatorio palpable de la pasión y la camaradería que envuelve a este deporte. Me trajo recuerdos de mi padre y su genuina amistad con los boxeadores, un legado que se mantiene vivo en el corazón del Consejo Mundial de Boxeo. La cercanía con los peleadores, esos momentos íntimos y compartidos, son los cimientos de nuestra organización.

La visita de la familia Fundora a México fue una inyección de alegría y emoción. El tradicional Martes de Café se transformó en una celebración al aire libre, bajo el sol radiante, en la terraza de la empresa IBH de nuestro querido amigo Luis Menéndez. Gabriela, campeona indiscutida de peso mosca, y Sebastian, campeón superwelter WBC, junto a su padre Freddy y la pequeña Fabiola, quien curiosamente debutó como amateur ese mismo viernes, nos regalaron momentos inolvidables. La entrega del cinturón Guerrero Azteca II a Sebastian, compartido con la leyenda Manny Pacquiao, fue el punto culminante de una jornada llena de reconocimientos. El mariachi puso el broche de oro a la fiesta, creando una atmósfera festiva y entrañable. El recorrido en Turibus por la Ciudad de México, con los Fundora presumiendo su cinturón, y la posterior degustación de auténtica comida mexicana en el restaurante Cuchilleros, donde los escamoles, tacos de milanesa y lechón conquistaron sus paladares, fueron la guinda del pastel. Y como colofón, la familia Fundora demostró su talento musical en una sesión de karaoke que nos contagió a todos.

Mi viaje a Puerto Rico fue una experiencia cargada de nostalgia y emociones. La cena con mi amigo Gustavo Olivieri, presidente de la WBO, fue una muestra de la cálida hospitalidad boricua. La entrega del cinturón de campeón mundial a Subriel Matías en la Casa de Gobierno, con la presencia de la gobernadora Jennifer González, el líder de la cámara de diputados, el ministro de deportes y otras personalidades, fue un acto solemne y emotivo. La presencia de nuestro campeón Juan Laporte y nuestro representante en Puerto Rico, Edgardo López Sazzo, añadió aún más significado al evento. Ver a la esposa de Subriel, sus dos hijas, su promotor Juan Orengo, su manager y su entrenador, Nelson Adams, quien también recibió su merecido cinturón – un premio instaurado por mi padre para honrar a los formadores de campeones – fue un verdadero privilegio. La anécdota de la moneda que le regalé a Subriel en 2020, símbolo de su sueño de ser campeón, y su posterior perseverancia tras dos derrotas, nos conmovió a todos. Su nuevo objetivo, pelear contra Isaac "Pitbull" Cruz y escribir un nuevo capítulo en la legendaria rivalidad boxística entre México y Puerto Rico, promete un futuro emocionante.

Las videollamadas de los nuevos campeones, Ricardo Sandoval, quien destronó al japonés Kenshiro Teraji en una hazaña memorable, y Carlos Cañizales, nuevo campeón minimosca tras su victoria en Venezuela – la primera pelea de campeonato mundial en ese país desde la defensa de Jorge Linares en 2015 –, fueron momentos de gran alegría. La impecable producción de ESPN Knockout y la transmisión inaugural de su señal en Estados Unidos añadieron un toque especial a estos combates. La posterior videollamada de Yerny Betancourt, nuevo campeón plata WBC tras su victoria contra Miguel Moreno en Venezuela, completó un fin de semana de triunfos inolvidables.

Puerto Rico, la tierra de campeones, cuna de leyendas como Sixto Escobar, Carlos Ortiz, Alfredo Escalera, Esteban de Jesús, Juan Laporte, Wilfredo Benítez, Wilfredo Gómez, Héctor "Macho" Camacho, Edwin "Chapo" Rosario, Miguel Cotto y Félix "Tito" Trinidad, entre otros, tiene una historia boxística inigualable. Su rivalidad con México ha dado lugar a algunos de los combates más memorables de la historia del boxeo. Desde las victorias de Wilfredo Gómez sobre 13 boxeadores mexicanos, incluyendo a Carlos Zárate y Lupe Pintor, hasta el triunfo de Salvador Sánchez sobre Gómez en 1982, pasando por la épica batalla entre "Macho" Camacho y Julio César Chávez, esta rivalidad es sinónimo de pasión, entrega y espectáculo.

Para terminar, quiero compartir una anécdota sobre mi padre y su gran amigo Yamil Chade, el querido "barón" del boxeo. En un congreso médico en Aruba, Yamil, siempre galán y conquistador, sufrió un pequeño percance tras coquetear con una dama junto a la piscina. Al salir del agua, las gotas negras que corrían por su cara y pecho revelaron que el tinte de su cabello se estaba desvaneciendo. Las risas de los presentes y la confusión de Yamil, hasta que se dio cuenta de lo sucedido, son un recuerdo que mi padre siempre contaba con cariño.