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4 de agosto de 2025 a las 23:55

Canícula: ¿La culpable de la sequía en México?

Las recientes lluvias torrenciales que marcaron un hito histórico en junio, con el mes más lluvioso desde 1941, nos recuerdan la poderosa e impredecible naturaleza del clima. Este superávit del 55.8% respecto al promedio, si bien trajo consigo un respiro para muchas zonas áridas, también presentó desafíos en términos de inundaciones y deslaves. Ahora, un nuevo protagonista entra en escena: la canícula.

Este fenómeno climático, también conocido como la sequía de medio verano o sequía intraestival, se caracteriza por una disminución temporal de las lluvias y un aumento en la sensación térmica. A diferencia de lo que muchos creen, la canícula no necesariamente implica las temperaturas más altas del año, las cuales suelen registrarse en mayo. Es más bien una pausa en la temporada de lluvias, un respiro para la tierra antes de la llegada de las precipitaciones posteriores.

La canícula, como un actor caprichoso, no sigue un guión fijo. Su inicio, duración e intensidad varían de un año a otro, e incluso de una región a otra. Mientras que en algunas zonas del centro del país, así como en las costas del Pacífico y del Golfo de México, incluyendo la península de Yucatán, su presencia es casi una constante, en otras puede ser apenas perceptible o incluso ausente. Este año, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha observado una disminución en los acumulados de lluvia desde la primera semana de julio en el oriente, sureste y sur de México, así como en algunas regiones costeras del occidente, lo que sugiere la llegada de la canícula. Esta disminución, que alcanza un 21% a nivel nacional en comparación con el mismo periodo del año anterior, contrasta drásticamente con la abundancia de lluvias de junio.

La incertidumbre que rodea a la canícula nos recuerda la importancia de la vigilancia constante. El SMN, a través de su red de estaciones meteorológicas y modelos de predicción, monitorea de cerca la evolución de este fenómeno. Esta información es crucial para diversos sectores, desde la agricultura, donde la planificación de siembras y cosechas depende en gran medida del régimen de lluvias, hasta la salud pública, donde el aumento de la sensación térmica puede tener consecuencias para la población vulnerable.

La gestión hídrica también se ve impactada por la canícula. La disminución de las lluvias puede afectar la disponibilidad de agua para consumo humano, agricultura e industria. Por ello, es fundamental implementar estrategias de conservación y uso eficiente del agua durante este periodo.

En resumen, la canícula es un recordatorio de la complejidad del sistema climático y de la necesidad de adaptarnos a sus variaciones. Si bien la disminución de las lluvias puede representar un desafío, también ofrece la oportunidad de prepararnos para las precipitaciones que vendrán después. La información precisa y oportuna del SMN, junto con la planificación adecuada en los diferentes sectores, nos permitirá navegar este periodo de sequía intraestival y asegurar el bienestar de nuestras comunidades. Manténgase informado a través de los canales oficiales del SMN y siga las recomendaciones de las autoridades locales para afrontar la canícula de la mejor manera posible.

Fuente: El Heraldo de México