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4 de agosto de 2025 a las 07:00

Alerta: Granizo azota CDMX y Edomex

La furia del cielo se desató sobre la Ciudad de México este domingo, recordándonos la fuerza implacable de la naturaleza. Una tarde que comenzó tranquila, rápidamente se transformó en un escenario de intensas precipitaciones, granizo del tamaño de canicas y caóticas inundaciones que pusieron a prueba la infraestructura de la capital y la paciencia de sus habitantes. El oriente y el sur de la ciudad fueron los más afectados, con alcaldías como Tláhuac, Iztapalapa, Iztacalco y Xochimilco bajo el asedio de la tormenta. Imágenes en redes sociales mostraban calles convertidas en ríos, coches atrapados en medio de las inundaciones y el incesante golpeteo del granizo contra techos y ventanas.

La Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil activó la alerta amarilla, un llamado a la precaución ante la inminente amenaza de lluvias torrenciales y la posibilidad de acumulación fluvial superior a los 25 milímetros. Esta alerta, más que un aviso, es una invitación a la responsabilidad ciudadana, un recordatorio de la importancia de la prevención ante los embates de la naturaleza. Las recomendaciones, aunque conocidas, nunca están de más: limpiar las coladeras, asegurar puertas y ventanas, evitar zonas inundadas y, sobre todo, mantenerse informado a través de los canales oficiales.

Las brigadas del Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México trabajaron incansablemente durante la noche, luchando contra el agua que amenazaba con invadir hogares y comercios. En la colonia Santa Catarina Yecahuizotl, en Tláhuac, las labores de desalojo se centraron en un área de 1,000 metros cuadrados, una muestra de la magnitud de la inundación. La autopista México-Puebla, una arteria vital para la movilidad de la zona metropolitana, se convirtió en una trampa para cientos de automovilistas. Encharcamientos de hasta 50 centímetros de profundidad, cerca del municipio de Chalco, generaron un asentamiento vial de más de 7 kilómetros, un mar de luces rojas que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. La dirección hacia Puebla fue la más afectada, dejando a muchos varados durante horas.

Más allá de los límites de la capital, en el municipio de Ixtapaluca, Estado de México, la situación no fue menos dramática. Un manto blanco de granizo cubrió las calles, creando un paisaje surrealista y dejando a su paso daños en vehículos y viviendas. La avenida José María Velasco, una importante vía de comunicación en la zona, se convirtió en un cauce improvisado, con inundaciones de hasta 50 centímetros que paralizaron el tráfico en ambas direcciones.

Estas lluvias, aunque recurrentes en la temporada, nos recuerdan la fragilidad de la ciudad ante los fenómenos meteorológicos. La necesidad de mejorar la infraestructura hidráulica, de implementar medidas de prevención más efectivas y, sobre todo, de fomentar una cultura de la responsabilidad ciudadana se vuelve evidente. La solidaridad y la colaboración entre vecinos, las redes de apoyo vecinales y la rápida respuesta de los servicios de emergencia, son esenciales para enfrentar estos desafíos y minimizar los impactos de la naturaleza.

Fuente: El Heraldo de México