
3 de agosto de 2025 a las 21:15
Forjando un Legado
La fiebre mundialista nos invade cada cuatro años, y con ella, el recuerdo de gestas legendarias, partidos épicos que han quedado grabados en la memoria colectiva. La FIFA, en su afán por alimentar la pasión futbolera, nos ha recordado recientemente cuáles han sido los encuentros con mayor número de goles en la historia de los mundiales. Un festín de goles, un derroche de talento y emoción que vale la pena rememorar.
El récord absoluto, una auténtica lluvia de goles, lo ostenta el encuentro entre Austria y Suiza en los cuartos de final del Mundial de 1954. Doce goles, una cifra casi impensable en el fútbol moderno, iluminaron el estadio de Lausana en un partido para la historia. Imaginen la escena: el anfitrión, Suiza, luchando con garra ante una Austria inspirada. Un ida y vuelta constante, ataques vertiginosos, defensas desbordadas y el marcador cambiando constantemente. Un 7-5 final que dejó a todos boquiabiertos y que aún hoy se recuerda como uno de los partidos más emocionantes de todos los tiempos. ¿Se imaginan la tensión en las gradas? ¿El rugido de la multitud con cada gol? Un espectáculo digno de los dioses del fútbol.
Pisándole los talones, con once goles, encontramos el electrizante duelo entre Brasil y Polonia en los octavos de final de Francia 1938. Un Brasil, ya mostrando destellos de su magia característica, se enfrentó a una Polonia aguerrida que vendió cara su derrota. El nombre de Ernest Willimowski quedó grabado a fuego en la historia de los mundiales gracias a su póker de goles en este encuentro. Un nombre que quizás no resuene tanto como el de Pelé o Maradona, pero que en ese partido brilló con luz propia. Un 6-5 final que dejó a los espectadores sin aliento y que demostró que el fútbol, a veces, puede ser una auténtica locura.
Pero no solo los partidos de fases previas han sido escenario de goleadas históricas. En las finales, donde la tensión se palpa en el ambiente y cada gol vale su peso en oro, también hemos visto auténticos festivales de goles. La final de 1958, en Suecia, es un claro ejemplo. Brasil, con un jovencísimo Pelé en sus filas, se impuso por 5-2 a la selección local en un partido que marcaría el inicio de la leyenda del "Rey". Dos goles de Pelé, en su primera final mundialista, anunciaron al mundo la llegada de un genio del balón. Una final que, además de por su resultado, se recuerda por la belleza del juego desplegado por ambos equipos.
Estos partidos, y muchos otros que no han sido mencionados, forman parte de la rica historia de los mundiales. Son ejemplos de la emoción, la pasión y la imprevisibilidad que hacen del fútbol el deporte rey. Historias que se transmiten de generación en generación, alimentando la ilusión de millones de aficionados en todo el mundo. Y tú, ¿cuál de estos partidos recuerdas con más cariño? ¿Cuál te gustaría haber presenciado en directo? Comparte tus recuerdos y únete a la conversación. El fútbol es historia, es pasión, es emoción. Y en los mundiales, todo se multiplica.
Fuente: El Heraldo de México