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3 de agosto de 2025 a las 09:10

Descubre la verdad sobre la violencia

La sombra de la duda se cierne sobre las cifras oficiales de violencia en México. Desde aquel 9 de enero de 2025, cuando Marcela Figueroa, cercana colaboradora de Omar García Harfuch, anunció una supuesta baja en los homicidios durante 2024, la desconfianza ha ido en aumento. La presentación de datos, combinando cifras del INEGI con las del SESNSP, dejó un regusto amargo, una sensación de que algo no encajaba. La exclusión de los feminicidios y la utilización de fuentes distintas para diferentes periodos, generó suspicacias que hoy, con las cifras del INEGI en mano, se confirman.

El INEGI, con su metodología rigurosa y su acceso a información vital, pinta un panorama diferente, más sombrío. No hubo una disminución del 7% en los homicidios, sino un aumento del 3%. 91 vidas apagadas diariamente, una tragedia que contradice el discurso oficial. ¿Cómo podemos, como ciudadanos, confiar en la información que se nos presenta, si desde el inicio se ha manipulado de forma tan evidente? La credibilidad, una vez perdida, es difícil de recuperar.

El nuevo gobierno, con la Dra. Sheinbaum al frente, ha insistido en una drástica reducción de la violencia. El SESNSP reporta una caída de más del 15% en los asesinatos durante el primer semestre de 2025. Sin embargo, un análisis más profundo revela una anomalía inquietante. La categoría "otros delitos contra la vida y la integridad" ha experimentado un crecimiento paralelo a la supuesta baja de homicidios. Delitos como la inducción al suicidio o el peligro de contagio, clasificados dentro de esta categoría, han aumentado de forma inexplicable. ¿Se estarán ocultando homicidios bajo este eufemismo estadístico?

La administración anterior, encabezada por el presidente López Obrador, también registró un aumento significativo en esta categoría. De 8,064 casos en 2018 a 16,331 en 2024. La tendencia continúa con el gobierno actual, alcanzando ya los 8,530 casos en el primer semestre de 2025. Si bien no podemos afirmar categóricamente que todos estos casos sean homicidios disfrazados, el incremento desproporcionado invita, como mínimo, a la cautela y al escrutinio.

Es cierto que existen estados, como Zacatecas, donde la violencia parece haber disminuido. Tanto las cifras oficiales como los reportes periodísticos apuntan en esa dirección. Pero hay otros, como Sonora, donde la realidad que se vive en las calles, con enfrentamientos y ejecuciones recurrentes, contrasta con las estadísticas oficiales. Menos homicidios registrados, pero un aumento en la categoría de "otros delitos contra la vida". El patrón se repite, alimentando la sospecha.

¿Está realmente bajando la violencia en México? La respuesta, lamentablemente, se diluye en la incertidumbre. Las razones para dudar de las cifras oficiales son demasiado evidentes. ¿Por qué minar la credibilidad del gobierno con manipulaciones estadísticas tan burdas e innecesarias? Nadie esperaba resultados inmediatos en materia de seguridad. La transparencia y la honestidad son pilares fundamentales para construir la confianza ciudadana. Ocultar la realidad, maquillar las cifras, solo profundiza la herida y aleja la posibilidad de encontrar soluciones reales a la grave problemática de la violencia en nuestro país. La pregunta sigue en el aire: ¿cuántas vidas se esconden detrás de las estadísticas?

Fuente: El Heraldo de México