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3 de agosto de 2025 a las 17:20

Alerta: Derrame químico en Culiacán.

La noche del sábado 2 de agosto quedará grabada en la memoria de los habitantes del sector Tres Ríos en Culiacán, Sinaloa, como una noche de incertidumbre y zozobra. Un penetrante olor a químico, emanando de un contenedor abandonado en el estacionamiento de una concurrida plaza comercial, desató la alarma y puso en marcha un despliegue de emergencia sin precedentes. Imaginen la escena: familias disfrutando de su fin de semana, de compras o cenando en los restaurantes, repentinamente interrumpidas por un hedor desconocido que se expandía rápidamente, sembrando la confusión y el temor.

La rápida reacción de los cuerpos de seguridad fue crucial. Bomberos y personal de Protección Civil, ataviados con trajes especiales que parecían sacados de una película de ciencia ficción, se adentraron en la zona cero para contener la amenaza invisible. Con precisión quirúrgica, y bajo la atenta mirada de las autoridades, comenzaron las labores de neutralización del misterioso líquido. Mangueras a presión diluían la sustancia, mientras el aire se llenaba de la tensión propia de una situación límite.

El rumor corría como la pólvora. En los grupos de WhatsApp, en las redes sociales, las especulaciones volaban. ¿Un atentado? ¿Un accidente industrial? ¿Un acto de vandalismo? La incertidumbre alimentaba la ansiedad de los evacuados, quienes observaban con impotencia el desarrollo de los acontecimientos. La versión inicial, que apuntaba a un posible artefacto explosivo, fue descartada por las autoridades, aunque el temor a lo desconocido persistía.

El reloj avanzaba inexorablemente. Las 400 personas evacuadas, entre residentes de la torre habitacional y visitantes de la plaza comercial, esperaban ansiosas el fin de la pesadilla. Niños asustados, padres angustiados, la escena reflejaba la fragilidad de la cotidianidad ante un evento inesperado. Afortunadamente, el sistema de alarmas de la plaza, activado a las 21:00 horas, permitió una evacuación ordenada y eficiente, minimizando el riesgo para los presentes.

La diligente labor de los equipos de emergencia logró contener la situación cerca de las 23:30. Un suspiro colectivo de alivio recorrió el sector Tres Ríos. Sin embargo, la pregunta seguía en el aire: ¿qué era esa sustancia? Las primeras investigaciones apuntan a un bidón con gas de cloruro, arrojado por desconocidos dentro de un bote de basura. Un acto irresponsable que pudo haber tenido consecuencias devastadoras.

Las autoridades mantienen un estricto monitoreo en la zona. Se busca descartar cualquier efecto secundario en la salud de quienes estuvieron expuestos a la sustancia, y se investiga el origen exacto del químico y la identidad de los responsables. El cierre del bulevar Enrique Sánchez Alonso durante el operativo fue una medida necesaria para garantizar la seguridad de la población.

Este incidente nos recuerda la importancia de la prevención y la rápida actuación ante situaciones de emergencia. La eficaz respuesta de los cuerpos de seguridad, la colaboración ciudadana y el buen funcionamiento de los sistemas de alarma fueron claves para evitar una tragedia. Asimismo, nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad individual y colectiva en el manejo de sustancias peligrosas. ¿Qué medidas de seguridad se implementarán a partir de ahora? ¿Cómo podemos contribuir a prevenir futuros incidentes de este tipo? Estas son las preguntas que debemos hacernos como sociedad para garantizar la seguridad y el bienestar de todos.

Fuente: El Heraldo de México