La madrugada tolimense fue testigo de una escena que oscila entre lo cómico y lo absurdo. Tres individuos, cuya identidad aún no ha sido revelada, decidieron saciar su sed de cerveza de la manera menos convencional posible: robando un bar y consumiendo el botín en su propio techo. El escenario, digno de una película tragicómica, tuvo lugar en un establecimiento local, cuyas puertas fueron forzadas por los protagonistas de esta peculiar historia. Su objetivo: tres cajones repletos de botellas de cerveza, que, según el reporte policial, fueron substraídos y transportados a la azotea del inmueble.

Lo que podría haber sido un robo relámpago se convirtió en una improvisada fiesta nocturna. En lugar de huir con su preciado tesoro, los tres sujetos optaron por disfrutar del fruto de su delito bajo la luz de la luna. Imaginen la escena: la tranquilidad de la noche tolimense, interrumpida por el tintineo de las botellas y, seguramente, alguna que otra carcajada. Un festín etílico que culminó de la forma más inesperada: los tres ladrones, vencidos por el sueño y la embriaguez, quedaron profundamente dormidos entre las botellas vacías, a la vista de todos.

El amanecer reveló un cuadro surrealista. Vecinos y transeúntes, incrédulos ante la escena, alertaron a las autoridades. La policía, al llegar al lugar, se encontró con tres individuos en evidente estado de ebriedad, rodeados de la evidencia de su delito. La captura, casi sin resistencia, se convirtió en un espectáculo público. El propietario del bar, aún aturdido por lo sucedido, confirmó que la totalidad de la cerveza robada había sido consumida. Un detalle que, sin duda, añade un toque de tragicomedia a la historia.

La sorpresa fue aún mayor al registrar a los detenidos. Entre sus pertenencias, se encontró una considerable suma de dinero en efectivo y un teléfono celular. Un hallazgo que ha generado aún más interrogantes y ha alimentado las especulaciones en redes sociales. ¿Por qué robar cerveza si se tenía dinero para comprarla? ¿Fue una apuesta? ¿Un desafío? Las teorías abundan, pero la verdad, por el momento, permanece oculta bajo el velo de la resaca.

Las redes sociales, como era de esperar, se han hecho eco de la noticia. El video del hallazgo se ha viralizado, convirtiendo a los tres ladrones en el centro de burlas y comentarios jocosos. Muchos usuarios se preguntan cómo pudieron ser tan ingenuos como para quedarse dormidos en el lugar del delito, y más aún, con el botín a su alrededor. Otros, sin embargo, aplauden la justicia poética de la situación, destacando la ironía de ser capturados por su propia indulgencia.

Más allá de la anécdota, el caso pone de manifiesto una realidad preocupante: el consumo excesivo de alcohol y sus consecuencias. Si bien la historia tiene un tinte cómico, no podemos olvidar que se trata de un delito. Los tres individuos enfrentan cargos por hurto y deberán responder ante la justicia. Su peculiar aventura etílica, que seguramente recordarán por mucho tiempo, les servirá como una costosa lección. Una lección que, esperamos, les ayude a reflexionar sobre sus actos y a elegir un camino diferente en el futuro. Mientras tanto, la historia de los tres ladrones dormidos en el techo de un bar seguirá circulando por las redes, como un recordatorio tragicómico de que, a veces, la realidad supera la ficción.