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2 de agosto de 2025 a las 10:05

El color menos inteligente

El fascinante mundo del color y su impacto en nuestra cognición ha sido objeto de estudio durante décadas. Recientemente, investigaciones en psicología del color y procesamiento cognitivo han arrojado luz sobre una curiosa asociación: la preferencia por el color naranja y una posible relación con una menor capacidad cognitiva. Si bien estos hallazgos son preliminares y requieren mayor investigación, abren un debate interesante sobre cómo percibimos y procesamos los colores, y cómo estas preferencias pueden estar vinculadas a otros aspectos de nuestra mente.

Es importante destacar que la correlación no implica causalidad. Es decir, que alguien prefiera el color naranja no significa automáticamente que tenga una menor capacidad cognitiva. Estos estudios simplemente sugieren una tendencia, una asociación estadística que merece ser explorada con mayor profundidad. De hecho, la preferencia por un color puede estar influenciada por una multitud de factores, desde experiencias personales y asociaciones culturales hasta simples gustos estéticos.

El naranja, un color vibrante y energético, a menudo se asocia con la creatividad, el entusiasmo y la alegría. Es el color de las puestas de sol, de las frutas cítricas, de las calabazas en otoño. Evoca sensaciones de calidez, optimismo y vitalidad. Sin embargo, también puede ser percibido como un color impulsivo, incluso infantil, y en algunos contextos, puede resultar abrumador o excesivamente llamativo. Esta dualidad en la percepción del naranja es precisamente lo que lo hace tan interesante desde el punto de vista psicológico.

¿Por qué entonces se asocia el naranja con una menor capacidad cognitiva en algunos estudios? Una posible explicación reside en la forma en que nuestro cerebro procesa la información visual. Los colores brillantes y saturados, como el naranja, pueden captar nuestra atención de manera más inmediata, lo que podría interpretarse como una señal de impulsividad o menor capacidad de concentración. Por otro lado, la preferencia por colores más suaves y neutros podría indicar una mayor capacidad de reflexión y análisis.

Sin embargo, es crucial evitar generalizaciones simplistas. La cognición humana es un proceso complejo y multifacético, y reducirla a una simple preferencia por un color sería un error. La inteligencia se manifiesta de diversas maneras, y la creatividad, la intuición y la inteligencia emocional son aspectos igualmente importantes que no se miden en las pruebas cognitivas tradicionales.

Además, las preferencias de color pueden cambiar a lo largo del tiempo y estar influenciadas por el contexto. Lo que nos atrae en un momento dado puede no ser lo mismo que nos atrae en otro. Nuestro estado de ánimo, nuestras experiencias y el entorno en el que nos encontramos pueden influir en nuestras percepciones y preferencias.

En conclusión, si bien la investigación sobre la relación entre el color naranja y la capacidad cognitiva es intrigante, es fundamental interpretarla con cautela. Se necesitan más estudios para comprender plenamente esta compleja interacción. El color es un elemento poderoso que influye en nuestras emociones y percepciones, pero no define nuestra inteligencia ni nuestra capacidad para resolver problemas. La mente humana es mucho más compleja y fascinante que una simple preferencia cromática.

Fuente: El Heraldo de México