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3 de agosto de 2025 a las 00:20
Descubre las frases de un egocéntrico
Profundicemos en la complejidad del egocentrismo, un rasgo que, aunque a veces sutil, puede tejer una red invisible de distancia en nuestras relaciones. Más allá de las etiquetas y las publicaciones virales, entender la raíz de este comportamiento nos permite no solo identificar patrones en otros, sino también reflexionar sobre nuestras propias actitudes. Como señala la Dra. Hafeez, el egocentrismo no se trata de una sana autoestima, sino de una incapacidad para conectar genuinamente con las realidades emocionales de quienes nos rodean. Es un muro que construimos, a menudo inconscientemente, como mecanismo de defensa ante nuestras propias vulnerabilidades. Imaginen por un momento: una conversación fluye, alguien comparte una experiencia dolorosa, y de pronto, la respuesta que recibe es un "Sé lo que sientes, a mí me pasó algo parecido…". En ese instante, la conexión se rompe. La atención se desvía del dolor ajeno y se centra en la propia narrativa. No se trata de invalidar la experiencia personal, sino de reconocer que, en ese momento, el foco debería estar en la persona que busca consuelo o comprensión. Es como si, ante un lienzo que nos muestra un paisaje desolador, decidiéramos taparlo con una fotografía de nuestro propio jardín.
El Dr. Lira de la Rosa lo describe como una forma de evitar el malestar propio, una especie de escudo protector ante la incomodidad de presenciar el sufrimiento ajeno. Pero, ¿a qué costo? A costa de la verdadera empatía, de la posibilidad de construir puentes de comprensión y apoyo mutuo. Pensemos en otra situación común: una reunión de amigos, un proyecto laboral, una simple decisión en pareja. La frase "Eso no me sirve, así que no se puede hacer" resuena, cortante y definitiva. No hay espacio para la negociación, para la búsqueda de alternativas que beneficien a todos. La Dra. Smith subraya la importancia de diferenciar entre expresar una necesidad personal y imponerla como la única opción válida. El egocentrismo, en este contexto, se manifiesta como una ceguera ante las necesidades del grupo, una incapacidad para considerar perspectivas diferentes a la propia.
Y qué decir de la clásica "No entiendo por qué eso te afecta tanto". Esta frase, aparentemente inocente, encierra un juicio implícito, una descalificación de la validez emocional del otro. La Dra. McGeehan nos invita a reflexionar sobre el impacto de estas palabras. No se trata solo de falta de empatía, sino de una falta de interés genuino por comprender al otro. Es como cerrar la puerta a la conexión, levantar un muro invisible que impide el flujo de la comunicación y la construcción de vínculos auténticos. En definitiva, el egocentrismo no se trata de un defecto irreversible, sino de un patrón de comportamiento que podemos modificar. Se trata de aprender a escuchar activamente, a cultivar la curiosidad por el mundo interior del otro, a reconocer que nuestras necesidades no son las únicas que importan. Es un camino de autoconocimiento y de apertura hacia los demás, un camino que nos permite construir relaciones más auténticas y significativas.
Fuente: El Heraldo de México