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3 de agosto de 2025 a las 00:15

Delgado: La Normal, patrimonio pedagógico

La Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM), un crisol donde se forjan los educadores de México, no es solo un centro de formación pedagógica, sino un verdadero santuario de la cultura nacional. Sus muros, erigidos sobre los vestigios de las antiguas haciendas de Santo Tomás y San Joaquín, resuenan con el eco de la historia y el arte, testimoniando el compromiso de la nación con la educación desde su fundación en 1887, gracias a la visión de próceres como Ignacio Manuel Altamirano y Lauro Aguirre.

Imaginen un México en plena transformación, en 1945, bajo el liderazgo de Manuel Ávila Camacho. En ese contexto, la BENM se revitaliza con un ambicioso proyecto arquitectónico impulsado por el entonces Secretario de Educación, Jaime Torres Bodet. Este renacimiento arquitectónico no fue simplemente una modernización de las instalaciones, sino una declaración de principios: la educación como el motor fundamental del progreso nacional. Un ideal que, décadas después, sigue vigente en el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, con su énfasis en la recuperación de la memoria histórica.

En la actualidad, la BENM se yergue como un ejemplo palpable de la convergencia entre arquitectura, arte y educación. Un espacio donde el pasado dialoga con el presente, y donde los futuros docentes se nutren no solo de conocimientos pedagógicos, sino también de la riqueza cultural de su país. Este legado se materializa en las imponentes obras de José Clemente Orozco: "Muerte y fin de la ignorancia", "El pueblo se acerca a las puertas de la escuela" y la monumental "Alegoría Nacional". Tres murales que, con su fuerza expresiva, plasman la historia y la identidad mexicana, al tiempo que invitan a la reflexión crítica sobre el papel transformador de la educación.

El conjunto artístico de la BENM se completa con el diseño arquitectónico de Mario Pani, una figura clave en la modernización de la Ciudad de México, y los 14 relieves escultóricos de Ortiz Monasterio que adornan el frontispicio del edificio. Estas obras, en conjunto con los murales de Orozco, crean un ambiente único, un espacio donde la estética y la pedagogía se entrelazan para inspirar a las nuevas generaciones de educadores.

Para Roberto Renato Jiménez Cabrera, director de la BENM, la presencia de estas obras maestras representa un motivo de orgullo y una oportunidad invaluable para formar docentes con una profunda conexión con la cultura nacional. Más allá de la técnica y la teoría pedagógica, los estudiantes se impregnan del espíritu crítico y la sensibilidad artística que emanan de las obras, comprendiendo la educación como una herramienta de transformación social.

La BENM, por lo tanto, trasciende su función como centro de formación docente para convertirse en un baluarte de la cultura mexicana. Un lugar donde se preserva y se difunde el patrimonio artístico del país, honrando la memoria de sus creadores e inspirando a quienes, a través de la educación, continúan construyendo el futuro de México. Visitar la BENM es una experiencia enriquecedora que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la educación y la cultura en la construcción de una sociedad más justa y próspera.

Fuente: El Heraldo de México