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1 de agosto de 2025 a las 03:45

Tragedia en Puebla: Custodio asesinado

La noche se tiñó de rojo en las inmediaciones del penal de San Miguel en la capital poblana. La tranquilidad de una cocina económica, refugio habitual para quienes buscan saciar el hambre tras una jornada laboral, se vio brutalmente interrumpida por el eco de las detonaciones. Juan Pablo N., custodio del centro penitenciario, se convirtió en la víctima de un ataque armado que le arrebató la vida mientras compartía una comida tras finalizar su turno.

Originario de Xicotepec, con apenas un año de servicio en el penal de San Miguel, Juan Pablo N. representaba a muchos jóvenes que buscan una oportunidad en el ámbito de la seguridad pública, un camino plagado de riesgos, como lo confirmó el Secretario de Seguridad Pública, Francisco Sánchez González. Sus palabras, cargadas de la crudeza de la realidad, resonaron en el aire: "Estos hechos son parte del riesgo que enfrentan nuestros uniformados".

La escena del crimen, con el cuerpo sin vida de Juan Pablo N. y los casquillos percutidos esparcidos por el suelo, se convirtió en un mudo testimonio de la violencia que acecha en las calles. Los testigos, aún conmocionados por el suceso, relataron cómo sujetos armados a bordo de una motocicleta irrumpieron en el establecimiento y, sin mediar palabra, abrieron fuego contra el custodio. La velocidad del ataque, la precisión de los disparos y la posterior huida de los agresores, sugieren un acto planificado y ejecutado con fría determinación.

La investigación, a cargo de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla, se encuentra en sus primeras etapas. Se están recopilando evidencias, testimonios y grabaciones de cámaras de seguridad para reconstruir los hechos y dar con los responsables. El Secretario Sánchez González, en una declaración posterior, apuntó a una posible conexión entre el ataque y las recientes medidas de control implementadas en el penal de San Miguel. "Hay mucha gente que le gusta vivir en el desorden," afirmó, "y nuestras acciones para imponer el orden tienen consecuencias."

Esta declaración abre un abanico de interrogantes. ¿Era Juan Pablo N. un objetivo específico? ¿Se trató de una represalia por las nuevas regulaciones dentro del penal? ¿Qué intereses se ven afectados por el restablecimiento del orden en San Miguel? La FGE tendrá la ardua tarea de desentrañar la madeja de hipótesis y encontrar las respuestas que permitan llevar a los culpables ante la justicia.

Mientras tanto, la comunidad de Xicotepec llora la pérdida de uno de sus hijos. Juan Pablo N., un joven con sueños truncados, se convierte en un símbolo de la vulnerabilidad que enfrentan quienes se dedican a la seguridad pública. Su muerte no solo deja un vacío irreparable en su familia y amigos, sino que también enciende una luz roja sobre la urgente necesidad de fortalecer las estrategias de seguridad y protección para los uniformados. La lucha contra la delincuencia exige un compromiso conjunto, una responsabilidad compartida entre autoridades y sociedad para construir un entorno donde la vida no sea moneda de cambio.

Fuente: El Heraldo de México