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1 de agosto de 2025 a las 09:25

Obtén la primicia: López primero

La transformación de la vida del presidente López Obrador es, cuanto menos, llamativa. Hemos sido testigos de su evolución, desde la modestia de un Tsuru hasta la imponente presencia de una Suburban blindada. De los vuelos comerciales en clase turista, a los traslados en un avión militar. De la sencillez de Copilco a la comodidad de la colonia Toriello Guerra, para finalmente instalarse en el Palacio Nacional. Incluso su vestimenta ha experimentado una metamorfosis, pasando de la guayabera sencilla y los pantalones de terlenka a trajes de prestigiosas marcas como Hugo Boss y zapatos ingleses de elevado precio, aunque, curiosamente, mantienen ese aspecto arrugado que nos recuerda a sus antiguos atuendos.

A diferencia de sus predecesores, quienes al terminar su mandato se enfrentan a una realidad sin pensiones ni escoltas, el presidente López Obrador goza de una jubilación dorada, custodiado por un imponente dispositivo militar y con acceso privilegiado a un hospital público equipado con tecnología de punta, un lujo que contrasta con la realidad que viven la mayoría de los mexicanos, el llamado "pueblo bueno". Y todo esto, sin que tengamos claridad sobre su situación financiera. Un misterio envuelve sus ingresos, ya que no cuenta con Afore, tarjetas de crédito ni un historial laboral que justifique una pensión, ni del ISSSTE, mucho menos del IMSS, que le permita siquiera cubrir sus necesidades básicas.

Su hijo, Andy, nos presenta otro enigma. Rodeado de amistades que se beneficiaron de jugosos contratos durante el sexenio, su modo de vida resulta un tanto opaco. Recientemente, ha comenzado a trabajar con un sueldo de 87 mil pesos mensuales como segundo al mando en Morena. Sin embargo, este ingreso no parece ser impedimento para disfrutar de lujos como un viaje a Tokio y hospedarse en hoteles con tarifas de 700 dólares la noche, con gastos en marcas de lujo como Prada incluidos. ¿De dónde proviene este excedente? La pregunta queda en el aire.

José Ramón, el primogénito, quien dio origen al apodo familiar "los bodoques", afirma ejercer como abogado, una profesión que, a la luz de sus actividades, genera ciertas dudas. Lo hemos visto disfrutar de eventos deportivos con calzado deportivo de alta gama, frecuentar restaurantes de renombre en la Ciudad de México, y, por supuesto, no podemos olvidar su residencia en Houston, valuada en un millón de dólares, con alberca, jardín y un asador ideal para preparar exquisitos cortes de carne al estilo texano. Una propiedad cuya titularidad ya conocemos.

Por otro lado, ¿se encuentran ya en España, ese "imperio del mal", Beatriz Gutiérrez Müller y el menor de los hijos, Jesús Ernesto, quien, según algunos rumores, ha decidido estudiar en la Universidad Complutense de Madrid? De ser así, ¿se alojan realmente en La Moraleja, una exclusiva urbanización con campo de golf, alta seguridad y vecinos de la talla de Richard Gere o, en su momento, Sergio Ramos y David Beckham? Aunque no tenemos certeza absoluta, podemos afirmar que a la familia López la fortuna les sonríe. Pepín, hermano del presidente, ocupa el cargo de Secretario de Gobierno en Tabasco, y la empresa de su prima, Felipa, ha sido beneficiada con contratos millonarios por parte de Pemex durante el actual sexenio.

No se trata de una queja, sino de una simple observación. La familia López, cuya probidad es incuestionable, seguramente se dedica a acumular riqueza y comodidades para, posteriormente, en un acto de generosidad, compartirlas con los más necesitados, tal como algunos comentaristas afirman que les gusta hacer.

En resumen, la premisa se repite, ahora sin lugar a dudas: por el bien de todos, primero los López.

Fuente: El Heraldo de México