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1 de agosto de 2025 a las 05:40
Caos vial en el sur de CDMX por lluvias torrenciales
La furia de la naturaleza se desató la tarde del jueves 31 de julio sobre la Ciudad de México, dejando una estela de caos e incertidumbre en la alcaldía Tlalpan. Las intensas lluvias, que cayeron con la fuerza de un diluvio bíblico, transformaron calles en ríos caudalosos e inundaron colonias como Jardines de la Montaña y Jardines del Ajusco, recordándonos la fragilidad de la urbe ante el poderío de los elementos.
El asfalto, habitual escenario del tránsito cotidiano, se convirtió en una trampa para los automovilistas. Las imágenes captadas por las cámaras del C5, testigos silenciosos del drama, muestran la implacable bajada de agua en el cruce de Picacho-Ajusco y Tekal, en Jardines del Ajusco. Un torrente embravecido que arrastra consigo todo a su paso, mientras un vehículo blanco, atrapado en la encrucijada, se convierte en un símbolo de la vulnerabilidad humana ante la fuerza de la naturaleza. La escena, casi apocalíptica, nos recuerda la importancia de la prevención y la necesidad de respetar las alertas emitidas por las autoridades.
La situación en Picacho Ajusco y Periférico, en Jardines de la Montaña, no fue menos dramática. Un espejo de agua de 150 metros de longitud y 35 centímetros de tirante convirtió la avenida en un lago improvisado, interrumpiendo el flujo vehicular y dejando a su paso un paisaje desolador. Las redes sociales se inundaron, irónicamente, con imágenes y videos que documentaban la magnitud del desastre, convirtiendo el hashtag #OperativoLluvias2025 en un grito de auxilio y un llamado a la solidaridad.
Ante la inminente amenaza, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil activó la alerta naranja para 11 alcaldías, incluyendo Azcapotzalco, Benito Juárez, Coyoacán, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza. La alerta amarilla se extendió a otras 5 alcaldías, creando un clima de tensión y expectativa ante la posibilidad de nuevas precipitaciones y la temida caída de granizo.
Más allá de las cifras y los datos oficiales, estas lluvias nos obligan a reflexionar sobre la importancia de la planificación urbana y la necesidad de invertir en infraestructura que pueda mitigar los efectos de estos fenómenos meteorológicos, cada vez más frecuentes e intensos. La ciudad, un organismo vivo y complejo, debe aprender a convivir con la naturaleza y a respetar sus ciclos, para evitar que la furia de las lluvias se convierta en una tragedia recurrente. ¿Estamos preparados para enfrentar los desafíos que nos plantea el cambio climático? ¿Qué medidas debemos tomar para proteger a nuestra ciudad y a sus habitantes? Estas son las preguntas que resuenan en el aire, cargado de humedad y de la incertidumbre del futuro.
La solidaridad de los ciudadanos, demostrada a través de las redes sociales y en las calles, es un rayo de esperanza en medio de la tormenta. Vecinos ayudando a vecinos, compartiendo información y ofreciendo apoyo a los afectados, nos recuerdan que la fuerza de la comunidad puede ser tan poderosa como la fuerza de la naturaleza. La reconstrucción, tanto física como emocional, será un proceso largo y complejo, pero la resiliencia de los capitalinos, forjada en la adversidad, nos permitirá superar este nuevo desafío y emerger más fuertes y unidos que nunca.
Fuente: El Heraldo de México