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1 de agosto de 2025 a las 09:30
¿A qué le tiras, pistolita?
La sombra del narcotráfico se extiende como una mancha de aceite, manchando incluso los uniformes más impolutos. Mientras la administración Trump señalaba con el dedo acusador a Venezuela, etiquetando a Los Soles como terroristas y a Nicolás Maduro como su titiritero, un escándalo de proporciones bíblicas se gestaba en el corazón mismo del ejército estadounidense. La inclusión de Los Soles en la lista negra del Departamento del Tesoro, con la consecuente congelación de activos y la prohibición de cualquier transacción comercial, aprieta aún más el cerco económico sobre Venezuela. Se les acusa de colaborar con el Tren de Aragua, una organización criminal venezolana de amplio alcance, y hasta con el mismísimo Cártel de Sinaloa. Un nuevo golpe para un país que ya se tambalea bajo el peso de las sanciones. Pero, ¿es esta la historia completa? ¿O se trata de una cortina de humo para desviar la atención de los problemas internos?
Mientras el foco mediático se centra en la supuesta conexión Maduro-Los Soles, un libro a punto de ser publicado por Seth Harp y la Rolling Stone amenaza con descorrer el velo de la corrupción y la violencia dentro de Fort Bragg, la legendaria base militar estadounidense. Lejos de la imagen idílica de soldados patriotas, el libro promete revelar una red de tráfico de drogas, crímenes violentos y complicidad con Los Zetas, una de las organizaciones criminales más sanguinarias de México. Nombres como Billy Lavigne, operador de Delta Force presuntamente involucrado en el tráfico de cocaína y metanfetamina, y el oficial Timothy Dumas Sr., vinculado al Comando de Operaciones Especiales Conjuntas y acusado de desviar armas y drogas, emergen de las sombras. La tragedia tiñe la historia, ya que ambos fueron encontrados muertos en circunstancias sospechosas dentro de Fort Bragg en diciembre de 2020, silenciados justo cuando planeaban publicar sus propias revelaciones sobre la corrupción en el ejército.
La génesis de esta trama se remonta a 2014, con la caída en desgracia de Freddie Wayne Huff, un exagente de la DEA con un historial impecable en la incautación de millones de dólares del narcotráfico. Despedido y con el conocimiento del funcionamiento interno de los cárteles como única herramienta, Huff decidió cruzar la línea. Se alió con Los Zetas para mover entre 50 y 100 kilos de droga semanalmente, utilizando a Timothy Dumas Sr. como intermediario. El escenario estaba listo para la corrupción. Dentro de Fort Bragg, soldados seducidos por la promesa de dinero fácil se convirtieron en traficantes, desviando armas y drogas, una práctica que, según se dice, ya habían perfeccionado en Afganistán con el tráfico de opiáceos.
Antes de su muerte, Dumas entregó a Huff una memoria USB con un documento explosivo: la lista completa de los soldados involucrados en el narcotráfico dentro de Fort Bragg. Una bomba de tiempo que amenaza con hacer estallar los cimientos del ejército estadounidense. Mientras la administración Trump se afanaba en señalar a Venezuela, la podredumbre se extendía en su propio patio trasero. ¿Se trata de una simple coincidencia? ¿O es una estrategia calculada para desviar la atención de la corrupción interna? La verdad, como siempre, se esconde entre las líneas. ¿Logrará el libro de Harp y la Rolling Stone arrojar luz sobre este oscuro capítulo? El tiempo, y la valentía de los periodistas, lo dirán. Mientras tanto, la sombra de la duda se cierne sobre la integridad de las instituciones y la lucha contra el narcotráfico.
Fuente: El Heraldo de México