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31 de julio de 2025 a las 03:55

Silencio a los escapes ruidosos en CDMX

El rugido ensordecedor que corta la noche, el zumbido constante que se cuela entre los edificios, la estridencia que se impone sobre las conversaciones y el canto de los pájaros… La contaminación acústica, un enemigo invisible que se cierne sobre la Ciudad de México, tiene un culpable identificado: las motocicletas con escapes modificados. No se trata de una simple molestia, sino de un problema de salud pública que afecta a todos, desde el bebé que se sobresalta en su cuna hasta el anciano que lucha por conciliar el sueño. La diputada Juana María Juárez López ha dado un paso al frente para combatir este flagelo, presentando una iniciativa que busca no solo regular el ruido, sino también proteger a los más vulnerables: nuestros niños.

Imaginen por un momento el impacto en la salud de un ruido constante que supera los 100 decibeles, muy por encima del límite recomendado de 55. Dolores de cabeza que se convierten en migrañas crónicas, la presión arterial que se dispara silenciosamente, el zumbido persistente en los oídos que anuncia una pérdida auditiva irreversible. La ansiedad que se apodera de nosotros, el estrés que nos corroe, la dificultad para concentrarnos que afecta nuestro rendimiento en el trabajo y la escuela. Estos no son simples inconvenientes, son las consecuencias directas de la contaminación acústica, un problema que nos roba la tranquilidad y la salud.

Y mientras la ciudad duerme, otro peligro acecha en las avenidas vacías: las carreras clandestinas de motocicletas. El rugido de los motores alterados rompe el silencio de la noche, poniendo en riesgo no solo la vida de los participantes, sino también la de los vecinos que se despiertan sobresaltados, con el corazón latiendo a mil por hora. Es una muestra de irresponsabilidad que no podemos tolerar, una falta de respeto a la convivencia ciudadana que debe ser erradicada.

Pero la iniciativa de la diputada Juárez López va más allá del ruido. Se centra también en la protección de los menores, quienes a menudo son víctimas silenciosas de la imprudencia. Niños que viajan en motocicletas sin la protección adecuada, expuestos a los peligros del tráfico, sin cascos que protejan sus frágiles cabezas, sin rodilleras que amortigüen las caídas. La imagen de un niño aferrado al conductor, sin la seguridad que merece, es un llamado a la conciencia que no podemos ignorar. Las cifras son alarmantes: un porcentaje significativo de los accidentes mortales involucran a motociclistas, y muchos de ellos incluyen a menores.

La propuesta de la diputada es un paso crucial hacia una ciudad más segura y habitable. No se trata de prohibir las motocicletas, sino de regular su uso, de concientizar a los conductores sobre la importancia del respeto a las normas de tránsito y a la salud de los demás. Las campañas informativas serán fundamentales para educar a la población sobre los riesgos de los escapes modificados y el transporte de menores en motocicletas. Es una tarea que requiere la colaboración de todos, desde las autoridades hasta los ciudadanos. Debemos trabajar juntos para construir una ciudad donde el ruido no sea una amenaza constante, donde los niños puedan crecer seguros y donde la tranquilidad vuelva a ser parte de nuestro día a día. El silencio, después de todo, también es un derecho.

Fuente: El Heraldo de México