La tranquilidad de una tarde en el parque Green Mountain de Taif, Arabia Saudita, se vio abruptamente interrumpida por un escalofriante accidente en una de sus atracciones principales. Un juego mecánico de 360 grados, de esos que prometen una descarga de adrenalina y vistas panorámicas, se partió literalmente en dos mientras estaba en pleno funcionamiento, dejando a su paso un rastro de pánico y al menos 23 personas heridas.

Las imágenes, capturadas por un testigo presencial y rápidamente viralizadas en redes sociales como X (antes Twitter), muestran la aterradora escena. La atracción, con sus ocupantes aferrados a sus asientos, se balanceaba de un lado a otro, ganando impulso, cuando de pronto, el brazo central cede. En una fracción de segundo, la estructura metálica se quiebra, chocando contra la otra mitad del brazo y precipitando a los pasajeros al suelo en una violenta sacudida. Los gritos de terror se mezclan con el sonido del metal retorcido, creando una cacofonía que refleja la magnitud del incidente.

Afortunadamente, y casi milagrosamente, no se reportaron víctimas fatales. Diversos factores contribuyeron a este resultado. En primer lugar, el juego mecánico apenas comenzaba su ciclo, por lo que la velocidad y la altura alcanzadas eran aún relativamente bajas. Además, la forma en que se produjo la fractura evitó que los pasajeros fueran lanzados hacia los lados o que cayeran de cabeza, lo que hubiera incrementado significativamente la gravedad de las lesiones.

Sin embargo, la ausencia de fallecidos no minimiza el impacto del accidente. Las 23 personas heridas, si bien no presentan lesiones que pongan en riesgo su vida, requirieron atención médica. Algunas sufrieron contusiones, golpes y posibles fracturas, mientras que otras experimentaron el trauma psicológico de verse involucradas en un suceso tan impactante.

Este incidente pone en relieve la importancia de la seguridad en los parques de diversiones. Se abre el debate sobre la rigurosidad de las inspecciones y el mantenimiento de estas atracciones, así como la necesidad de protocolos de emergencia más efectivos. ¿Se realizan las revisiones periódicas con la frecuencia y el rigor necesarios? ¿Están los operadores de estas máquinas adecuadamente capacitados para responder ante situaciones de emergencia? Estas son algunas de las preguntas que surgen tras este accidente y que exigen respuestas claras por parte de las autoridades competentes.

La viralización del video ha generado una ola de indignación y preocupación en la comunidad. Muchos expresan su temor a subirse a este tipo de atracciones, mientras que otros exigen una investigación exhaustiva para determinar las causas del accidente y depurar responsabilidades. La confianza en la seguridad de los parques de diversiones se ha visto afectada, y la recuperación de la misma dependerá de las acciones que se tomen a partir de ahora.

El incidente en el parque Green Mountain de Taif sirve como una llamada de atención sobre la importancia de priorizar la seguridad por encima de cualquier otra consideración en este tipo de establecimientos. La diversión no debe estar reñida con la seguridad, y es responsabilidad de todos, desde los operadores hasta las autoridades reguladoras, garantizar que los parques de diversiones sean lugares seguros para el disfrute de todos. El futuro de la industria del entretenimiento dependerá, en gran medida, de la capacidad de aprender de este tipo de tragedias y de implementar medidas que eviten su repetición.