
31 de julio de 2025 a las 03:50
México defiende el T-MEC
La sombra de un arancel del 30% se cierne sobre el comercio entre México y Estados Unidos, generando una tensa espera en ambos lados de la frontera. Esta posible medida, impulsada por la administración estadounidense bajo el argumento de una "emergencia económica nacional", ha puesto en alerta al gobierno mexicano, que ha redoblado sus esfuerzos diplomáticos para evitar una escalada en las tensiones comerciales. No se trata solo de cifras, sino del futuro de una relación bilateral intrincadamente tejida a lo largo de décadas.
Desde febrero, funcionarios mexicanos han mantenido un diálogo constante con sus homólogos estadounidenses, buscando preservar los canales de comunicación y reafirmar la importancia de la cooperación en temas cruciales como la seguridad fronteriza, el combate al narcotráfico y el control migratorio. La apuesta de México, como ha expresado el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, es clara: consolidar a América del Norte como una región no solo competitiva, sino también solidaria, donde el desarrollo económico sea un objetivo compartido. El T-MEC, en este contexto, se erige como el instrumento fundamental para alcanzar esa visión de prosperidad conjunta.
Sin embargo, la postura unilateral adoptada por Estados Unidos desde enero de 2025, amparada en la justificación de una crisis interna, introduce un elemento de incertidumbre en el panorama. La imposición de aranceles, lejos de solucionar los desequilibrios que alega la Casa Blanca, amenaza con desestabilizar los mercados y erosionar la confianza mutua. México, señalado por la administración estadounidense por su supuesta falta de contundencia en la lucha contra el fentanilo y la migración, ha respondido con acciones concretas: el despliegue de la Guardia Nacional en sus fronteras y la creación de un grupo binacional para abordar integralmente los desafíos compartidos en materia de seguridad, salud y comercio.
Estas medidas, más que una reacción defensiva, son una muestra de la voluntad de México por colaborar en la búsqueda de soluciones conjuntas. El país reclama un trato comercial justo, a la altura de la relación estratégica que lo une a Estados Unidos. El cumplimiento de los compromisos adquiridos en el marco del T-MEC y la constante disposición al diálogo son argumentos sólidos que contrastan con la presión ejercida a través de medidas arancelarias, las cuales distorsionan el espíritu del acuerdo y ponen en riesgo la estabilidad alcanzada con tanto esfuerzo.
Con un intercambio comercial que asciende a 850 mil millones de dólares anuales, la interdependencia económica entre ambos países es innegable. Sectores clave de la economía estadounidense, desde la industria automotriz hasta la agrícola, pasando por la electrónica y la energética, dependen en gran medida de los insumos provenientes de México. Esta integración, sin embargo, también representa una vulnerabilidad. La concentración de las exportaciones mexicanas en el mercado estadounidense – más del 80% – expone al país a las consecuencias de decisiones unilaterales, como la imposición de aranceles, que podrían impactar severamente a industrias estratégicas como la automotriz, afectando no solo a la economía mexicana, sino también a las cadenas de valor norteamericanas. El futuro del comercio bilateral, por lo tanto, se encuentra en un punto crucial, donde el diálogo y la cooperación son más necesarios que nunca para evitar una crisis que perjudicaría a ambas naciones.
Fuente: El Heraldo de México