La inesperada melodía de "Paranoid" resonando en los muros del Palacio de Buckingham ha sorprendido a locales y turistas por igual. No es común, ni mucho menos, escuchar los riffs de heavy metal del "Príncipe de las Tinieblas" interpretados por la solemne banda de los Coldstream Guards. Este homenaje, un gesto singular y casi insólito, ha generado un auténtico revuelo en redes sociales y medios de comunicación, convirtiéndose en un testimonio del impacto trascendental de Ozzy Osbourne en la cultura popular, incluso en los ámbitos más inesperados. ¿Quién hubiera imaginado que la música de quien una vez mordió la cabeza de un murciélago en pleno concierto, resonaría en la cuna de la tradición británica?

Este acto rompe con el protocolo habitual de los Coldstream Guards, un regimiento con siglos de historia y tradición a sus espaldas. Fundados en 1650, han sido testigos de innumerables cambios históricos, desde guerras civiles hasta el auge y caída de imperios. Su presencia imponente y su música ceremonial son parte integral del paisaje londinense, atrayendo a miles de visitantes cada día. Que esta institución, símbolo de la rigidez y el ceremonial británico, haya decidido rendir tributo a una figura tan controvertida como Ozzy Osbourne, habla del inmenso legado del músico y de su capacidad para trascender barreras generacionales y culturales. Es un reconocimiento no solo a su música, sino a la rebeldía que representó y a la influencia que ejerció en generaciones de artistas.

El video del homenaje, que se ha viralizado rápidamente, muestra a los guardias impecablemente uniformados, ejecutando la tradicional formación del cambio de guardia. Sin embargo, en lugar de las marchas militares habituales, las notas de "Paranoid" llenan el aire, creando una atmósfera surrealista y emocionante. La precisión y la disciplina de los músicos militares, contrastando con la energía cruda del heavy metal, generan una experiencia única y memorable. Muchos de los presentes, incrédulos al principio, no tardaron en grabar el momento con sus teléfonos móviles, compartiendo la escena con el mundo y generando una oleada de comentarios y reacciones.

La muerte de Ozzy Osbourne el pasado 22 de julio, a la edad de 76 años, marcó el final de una era. Su batalla contra el Parkinson y otras dolencias en sus últimos años no lograron apagar su espíritu indomable. Este homenaje de los Coldstream Guards, inesperado y conmovedor, es una muestra más del cariño y la admiración que el "Príncipe de las Tinieblas" despertó en todo el mundo. Desde los escenarios más grandes hasta el corazón de la monarquía británica, la música de Ozzy Osbourne sigue resonando, recordándonos que la verdadera leyenda nunca muere. Este acto, sin duda, quedará grabado en la memoria colectiva como un testimonio del poder universal de la música y su capacidad para unirnos, incluso en los lugares más inesperados. Es un adiós con sabor a heavy metal para una figura que, sin duda, dejó una huella imborrable en la historia de la música.