Un mar de emociones encontradas rodea el cumpleaños número 35 de Adrián Di Monte dentro de "La Casa de los Famosos México". La melancolía se apoderó del actor cubano, quien entre lágrimas susurró una oración pidiendo su pronta salida del reality show, un momento íntimo capturado por las cámaras y rápidamente viralizado en redes sociales. Lejos de la esperada lluvia de felicitaciones, el video desató una ola de críticas y peticiones para que su deseo de cumpleaños se haga realidad, especialmente considerando su nominación junto a Elaine Haro, Ninel Conde, Priscila Valverde y Olivia Collins.

El conmovedor –o para algunos, estratégico– despliegue de vulnerabilidad de Di Monte ha sido interpretado por una gran parte del público como una maniobra para ganarse la simpatía de la audiencia. Recordemos que el actor arrastra consigo las acusaciones de violencia doméstica hechas por su exesposa, la actriz y cantante Sandra Itzel. Estas acusaciones resurgieron con fuerza tras la difusión del video, avivando el debate en redes sociales y polarizando aún más las opiniones sobre su permanencia en el programa.

Los usuarios de Twitter, ahora X, no han tardado en recordar los episodios pasados, compartiendo audios y videos que, según afirman, evidencian el trato que Di Monte daba a Itzel. La conversación digital se ha inundado de calificativos como "violentador" y "misógino", poniendo en tela de juicio la sinceridad de sus lágrimas y alimentando la campaña para su expulsión. Algunos incluso lo acusan de utilizar la religión como escudo, tratando de presentarse como víctima en una situación donde, según sus detractores, es el victimario.

El caso de Adrián Di Monte se suma a una serie de controversias relacionadas con la violencia de género en realities shows, trayendo a la memoria el polémico paso de Adrián Marcelo por la edición anterior de "La Casa de los Famosos México". La sombra de estos escándalos planea sobre la actual temporada, obligando a la audiencia a reflexionar sobre los límites de la entretenimiento y la responsabilidad de las producciones a la hora de seleccionar y gestionar a sus participantes. ¿Es la vulnerabilidad mostrada por Di Monte genuina o una estrategia calculada? ¿Debería el público considerar las acusaciones en su contra a la hora de votar? El debate está abierto y el futuro del actor en el programa pende de un hilo.