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30 de julio de 2025 a las 09:45

Seguridad: ¿Realidad vs. Percepción?

La paradoja de la seguridad en México se profundiza. Mientras las cifras oficiales pregonan una disminución en los homicidios dolosos, la percepción de inseguridad entre la población se dispara. ¿Cómo explicar esta desconexión entre la realidad estadística y el sentimiento colectivo? La respuesta, según el análisis de las cifras de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, parece apuntar hacia un culpable específico: la extorsión.

El descenso del 24.5% en homicidios dolosos entre septiembre de 2024 y junio de 2025, una cifra que en cualquier otro contexto se celebraría como un triunfo, se ve opacado por un incremento del 4.6% en la percepción de inseguridad. Es decir, a pesar de la reducción en los asesinatos, un 63.2% de los mexicanos se sienten inseguros en sus ciudades, un aumento considerable respecto al 58.6% registrado en septiembre del año anterior. Esta tendencia no es nueva. Ya desde abril de 2025, se observaba un patrón similar: la disminución de homicidios no se traducía en una mayor sensación de seguridad.

¿Qué factor está impulsando este sentimiento de vulnerabilidad? La evidencia sugiere que el aumento de la extorsión, tanto telefónica como presencial, conocida como "cobro de piso", es el principal responsable. Mientras los homicidios bajan, las extorsiones suben, creando un clima de miedo e incertidumbre que impacta directamente en la percepción ciudadana. El incremento del 17% en las extorsiones entre septiembre de 2024 y marzo de 2025 coincide con un aumento del 3.3% en la percepción de inseguridad. Este patrón se repite en el periodo de septiembre de 2024 a junio de 2025, con un aumento del 10% en las extorsiones y un 4.6% en la sensación de inseguridad.

Sinaloa, una de las pocas excepciones a esta regla, presenta un escenario aún más preocupante. En esta entidad, tanto los homicidios dolosos como la percepción de inseguridad se incrementaron significativamente entre septiembre de 2024 y junio de 2025, con un aumento del 45% y 62% respectivamente. Si bien la extorsión también aumentó en un 33% durante el mismo periodo, la cifra absoluta sigue siendo baja y, considerando la alta cifra negra de este delito (99.8%), es probable que la realidad sea mucho más grave.

La conclusión es clara: si el gobierno busca realmente mejorar la percepción de seguridad, debe enfocar sus esfuerzos en combatir la extorsión. Las estrategias actuales, centradas en anuncios de detenciones y lemas como "Cero robos" o "Cero impunidad", resultan insuficientes. Casos como el de la profesora jubilada asesinada por no pagar extorsión demuestran la crudeza de la situación y la necesidad de acciones concretas. La narrativa oficial, por más optimista que sea, no puede borrar la realidad del miedo que viven miles de mexicanos a diario. La seguridad no se construye solo con estadísticas, sino con la confianza de la gente, y esa confianza, hoy por hoy, se encuentra erosionada por el flagelo de la extorsión. Es hora de que la Estrategia Nacional contra la Extorsión demuestre su eficacia, antes de que sea demasiado tarde.

Fuente: El Heraldo de México