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30 de julio de 2025 a las 03:05

Psicología del color: La mejor opción para los mayores de 65

El verde, un bálsamo para el alma después de los 65. A medida que las hojas de los árboles cambian con las estaciones, así también lo hacen nuestras necesidades y preferencias. Alcanzar la edad de 65 años es un hito, una etapa en la que la sabiduría acumulada se combina con la búsqueda de la serenidad. Y en ese camino, el color verde emerge como un compañero fiel, un aliado silencioso que nos conecta con la naturaleza y con nuestro propio interior.

No es casualidad que el verde sea el color de la esperanza. Su presencia, ya sea en la frondosidad de un bosque o en la suave tonalidad de una pared, evoca una sensación de calma, de equilibrio, de renovación. Imaginen un paseo por un jardín, rodeados de diferentes matices de verde: el intenso esmeralda del césped recién cortado, el verde azulado de las hojas de un eucalipto, el verde claro y vibrante de los brotes nuevos. Cada uno de estos tonos susurra una promesa de tranquilidad, de paz interior.

La psicología del color nos enseña que el verde tiene un impacto profundo en nuestro estado de ánimo. Reduce el estrés, alivia la ansiedad y promueve la serenidad, aspectos fundamentales en esta etapa de la vida. Tras años de actividad y responsabilidades, el cuerpo y la mente anhelan la calma, la posibilidad de reconectar con la esencia de la vida. El verde, con su suave energía, nos ayuda a encontrar ese equilibrio tan preciado.

Más allá de la estética, el verde tiene un efecto terapéutico. En espacios interiores, pintar las paredes de un verde suave puede crear un ambiente relajante y propicio para el descanso. Incorporar plantas de interior, con sus diferentes texturas y tonalidades de verde, no sólo embellece el hogar, sino que también purifica el aire y nos conecta con la vitalidad de la naturaleza. Incluso pequeños detalles, como un cojín verde en el sofá o una manta verde sobre la cama, pueden marcar la diferencia.

Pero los beneficios del verde no se limitan al hogar. En la ropa, el verde transmite una imagen de serenidad y confianza. Un pañuelo verde, una camisa en tonos oliva o un vestido verde esmeralda pueden realzar la belleza natural y aportar un toque de elegancia y distinción.

El verde es, en definitiva, un regalo para los sentidos y para el alma. Un color que nos recuerda la importancia de la conexión con la naturaleza, con nosotros mismos y con la tranquilidad que merecemos después de una vida llena de experiencias. Así que, rodeémonos de verde, permitamos que su energía serena nos envuelva y disfrutemos de la plenitud que nos ofrece esta etapa de la vida. Abracémos el verde, el color de la esperanza, y dejemos que nos guíe hacia un futuro lleno de paz y bienestar. Porque después de los 65, el verde es mucho más que un color: es una filosofía de vida.

Fuente: El Heraldo de México