
30 de julio de 2025 a las 09:30
México: Oportunidad Dorada de Inversión
La industria farmacéutica en México se encuentra en un momento crucial. Más allá de las cifras y los balances comerciales, estamos hablando de un compromiso profundo con la salud pública y el fortalecimiento de nuestro país como líder en la región. No se trata simplemente de vender medicamentos, sino de invertir en investigación y desarrollo que respondan a las necesidades específicas de nuestra población. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han sido claras: la investigación local es fundamental para garantizar tratamientos seguros, efectivos y culturalmente relevantes. México, con su rica diversidad genética y epidemiológica, representa un universo de estudio invaluable.
Imaginemos el impacto de un medicamento desarrollado sin considerar las particularidades de nuestra población. Podríamos estar hablando de dosis inadecuadas, efectos secundarios inesperados o, incluso, una menor eficacia. El caso de la vacuna conjugada 13-valente contra neumococo es un ejemplo perfecto. Los ensayos clínicos realizados en México, con niños mexicanos, revelaron variaciones en la respuesta inmunológica según los serotipos predominantes en nuestro país. Esta información, crucial para ajustar las estrategias de vacunación, no se hubiera obtenido con estudios realizados en otras poblaciones.
Recordemos también la experiencia con la vacuna H1N1. Los esquemas desarrollados en Europa, al ser implementados en México, mostraron diferencias significativas en la respuesta inmune y la incidencia de efectos adversos. Esto subraya la importancia de validar las terapias en la población que las recibirá, un principio fundamental que debe guiar todas las inversiones farmacéuticas en el país.
El Plan México, impulsado por las Secretarías de Economía y Gobernación, ha sentado las bases para una colaboración más estrecha entre el sector público y privado en materia de investigación. La participación de instituciones como el IMSS y los institutos nacionales de salud en los ensayos clínicos garantiza el acceso a pacientes de diversos estratos sociales, lo que a su vez contribuye a que los resultados sean representativos de nuestra realidad.
No podemos olvidar que la inversión en investigación y desarrollo no solo beneficia la salud pública, sino también la economía del país. UNICEF y el Foro Económico Mundial han destacado el papel de la producción local y el desarrollo científico en la reducción de desigualdades y el fortalecimiento de la resiliencia frente a crisis sanitarias. Cada peso invertido en infraestructura, investigación clínica y formación de talento nacional es una inversión en el futuro de México como un hub regional de salud.
Las empresas farmacéuticas que operamos en México tenemos una gran responsabilidad. Debemos actuar con rigor científico, transparencia y un compromiso inquebrantable con el bienestar de los pacientes. La inversión genuina, enfocada en las necesidades de nuestra población, es la clave para consolidar a México como un referente en Latinoamérica. Tenemos las condiciones, la capacidad y la visión. Ahora, es momento de trabajar juntos, con ética y comprometidos con la evidencia, para hacer de esta visión una realidad. La salud de México está en juego, y la industria farmacéutica tiene un papel protagónico en este camino hacia un futuro más saludable.
Fuente: El Heraldo de México