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30 de julio de 2025 a las 11:10

Libros a un boleto de distancia.

En las entrañas del Zócalo capitalino, un río de personas fluye diariamente, entre el ir y venir del Metro, tejiendo una red invisible de historias y destinos. En este escenario, casi como un oasis de conocimiento en medio del ajetreo citadino, El Colegio de México (Colmex) ha abierto las puertas de su primera librería, un espacio que promete ser mucho más que un simple punto de venta. Ubicada en el pasaje subterráneo que conecta las estaciones Zócalo y Pino Suárez, esta librería no solo acerca el vasto acervo intelectual del Colmex al corazón de la ciudad, sino que también redefine la relación entre el conocimiento y la ciudadanía. Imagina, en medio del trajín cotidiano, toparse con un escaparate repleto de libros que invitan a la reflexión, al descubrimiento, a la exploración de nuevos mundos.

No se trata de una librería cualquiera. Es un gesto simbólico, una declaración de principios. Gabriela Said, directora de Publicaciones del Colmex, lo describe como “llevar el conocimiento al centro pulsante de la vida cotidiana”. Es una apuesta por la democratización del saber, una invitación a adentrarse en los laberintos del pensamiento sin tener que escalar la montaña del Ajusco, donde se ubica la sede principal del Colegio. La elección del Metro como escenario no es casual. Este sistema de transporte, nervio vital de la ciudad, representa la movilidad social, la conexión entre diferentes realidades. Es un espacio democrático por excelencia, donde conviven todas las clases sociales, todas las edades, todas las historias. Y en ese crisol de diversidad, la librería del Colmex se erige como un faro, ofreciendo un refugio para la mente, un espacio para la curiosidad.

Más de mil cuatrocientos títulos y cerca de cuatro mil quinientos ejemplares esperan a los transeúntes, abarcando un amplio espectro de disciplinas: historia, urbanismo, antropología, economía, estudios asiáticos y africanos, sociología, ciencia política, y mucho más. Desde las aclamadas colecciones de "La Historia Mínima" y "La aventura de la vida cotidiana" –pensadas para un público amplio sin sacrificar el rigor académico–, hasta las publicaciones más especializadas, la librería ofrece un panorama completo del trabajo intelectual que se realiza en el Colmex. Con un descuento permanente del 20% en todos sus títulos, se refuerza el compromiso con la accesibilidad al conocimiento, derribando las barreras económicas que a menudo impiden el acceso a la cultura.

Este no es solo un lugar para comprar libros, es un espacio para conectar con el conocimiento de una manera diferente. Es una invitación a explorar, a curiosear, a dejarse sorprender por la riqueza intelectual que se esconde entre sus páginas. Quizá no todos los lectores comprenderán la totalidad de los textos, pero la semilla del conocimiento, una vez sembrada, puede germinar de maneras inesperadas. Como afirma Gabriela Said, "México lee, pero de formas distintas… Que lean lo que quieran, pero que lean". Y si en ese recorrido se encuentran con la academia, quizá descubran un nuevo universo de posibilidades.

La oferta se extiende más allá de los libros, incluyendo también algunas de las revistas académicas del Colmex, como la "Nueva Revista de Filología Hispánica", "Historia Mexicana" y "Foro Internacional". Aunque dirigidas a un público especializado, estas publicaciones pueden resultar fascinantes para cualquier lector curioso, abriendo ventanas a temas de actualidad y relevancia social. De lunes a sábado, de 10:00 a 18:00 horas, las puertas de esta librería subterránea permanecen abiertas, atendidas por un joven librero y el equipo de la Dirección de Publicaciones, listos para guiar a los visitantes en este viaje por el conocimiento. En el corazón del Zócalo, en el flujo constante del Metro, el Colmex ha creado un espacio único, un oasis de letras en medio del desierto urbano, un recordatorio de que el conocimiento es un derecho, una herramienta para la transformación, una aventura que espera ser descubierta.

Fuente: El Heraldo de México