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30 de julio de 2025 a las 21:30

Horror: Feminicida publica amenaza antes del crimen

La tragedia ha teñido de luto a la comunidad argentina. El brutal feminicidio de Yesica Noelia Duarte Martínez ha conmocionado al país, no solo por la violencia extrema del acto, perpetrado frente a su hijo de tan solo siete años, sino también por la escalofriante premonición que Nicolás Castro Oviedo, su pareja y victimario, dejó plasmada en sus redes sociales. Un mensaje que, leído a la luz de los acontecimientos, hiela la sangre y nos obliga a reflexionar sobre las señales de alerta que a menudo ignoramos.

El mensaje, publicado en Facebook, revela la tormentosa espiral de celos y control que consumía a Castro Oviedo. En él, acusa a las amigas de Yesica de influir en ella para que lo abandonara y se fuera con otro hombre, al que describe como un delincuente. Las palabras de Nicolás, cargadas de resentimiento y paranoia, dibujan el perfil de un hombre obsesionado, incapaz de aceptar la posibilidad de perder a su esposa. Una obsesión que, lamentablemente, se tradujo en un acto de violencia extrema.

La publicación no solo es un testimonio de la mente perturbada del feminicida, sino también un reflejo de la cultura machista que aún permea nuestra sociedad. La idea de la mujer como posesión, la desconfianza hacia sus amistades, la justificación de la violencia como una forma de "defender el amor", son patrones que se repiten con una frecuencia alarmante en los casos de violencia de género.

Lo más desgarrador es la contradicción que se evidencia en el mismo mensaje. Tras las acusaciones y los celos enfermizos, Nicolás declara su amor por Yesica, afirmando que haría lo que fuera por ella. "Sos mi familia, vos sos mi mujer y sabes bien que te amo", escribe. Una declaración que, a la luz de los hechos, se torna escalofriantemente vacía y pone de manifiesto la distorsionada percepción del amor que tenía el agresor. Un amor posesivo, asfixiante, que en lugar de proteger y cuidar, terminó destruyendo.

El hecho de que Nicolás hubiera salido recientemente de prisión el 27 de junio añade otra capa de complejidad al caso. ¿Existía un historial de violencia previo? ¿Se implementaron las medidas necesarias para su reinserción social? Estas son preguntas que las autoridades deben investigar a fondo para determinar si se pudieron haber evitado esta tragedia.

El pequeño hijo de Yesica, testigo del brutal asesinato de su madre, queda ahora marcado por un trauma irreparable. La imagen de la violencia extrema se grabará en su memoria, dejando una huella imborrable. Es fundamental que reciba el apoyo psicológico y emocional necesario para procesar este terrible acontecimiento y reconstruir su vida.

El feminicidio de Yesica Noelia Duarte Martínez no es un caso aislado. Es un síntoma de una enfermedad social que debemos combatir con firmeza. La educación en igualdad, la deconstrucción de los roles de género y la creación de redes de apoyo para las víctimas son herramientas esenciales para erradicar la violencia machista. No podemos permitir que más mujeres pierdan la vida a manos de quienes dicen amarlas. El silencio nos hace cómplices. Debemos alzar la voz, denunciar la violencia y exigir justicia para Yesica y para todas las víctimas de feminicidio.

Fuente: El Heraldo de México