La angustia se apodera de la pequeña localidad de Aconquija, en Catamarca, mientras las horas se convierten en una agonizante espera. Marito, un niño de tan solo 11 años, se encuentra desaparecido desde el domingo por la noche, tras adentrarse en el monte en busca de un animal. La incertidumbre y la preocupación se palpan en el aire, mientras un intenso operativo de búsqueda se despliega contra reloj en las escarpadas laderas de la montaña.

El último avistamiento del pequeño fue en El Espinillo, una zona de difícil acceso conocida por su terreno irregular y las bajas temperaturas que la azotan, especialmente durante la noche. Este detalle, sumado a la ropa ligera que vestía Marito al momento de su desaparición, según relató su madre, acrecienta la ansiedad de familiares, amigos y vecinos que se han unido a la búsqueda. La imagen de un niño vulnerable enfrentándose a la inclemencia del clima montañoso ha conmovido a toda la comunidad.

La búsqueda, que comenzó el domingo alrededor de las 20 horas tras la denuncia de sus padres, se ha intensificado con el paso de las horas. La Policía de Catamarca lidera el operativo, trabajando en estrecha colaboración con grupos de voluntarios, vecinos a caballo que conocen palmo a palmo la región y equipos especializados en rastreo. La complejidad del terreno, agreste e implacable, dificulta las tareas de búsqueda, convirtiendo cada minuto en una lucha contra el tiempo.

La esperanza se aferra a la experiencia del Grupo Kuntur, reconocido por su destreza en rastreos de alta complejidad, y a la precisión de la División Canes, cuyos perros adiestrados siguen cada posible rastro del pequeño. La tecnología también se ha sumado a la batalla contra la incertidumbre: drones equipados con cámaras infrarrojas sobrevuelan la zona, buscando cualquier señal de calor que pueda indicar la presencia de Marito, incluso en la oscuridad o bajo la densa niebla que a menudo cubre las montañas.

Mientras la búsqueda continúa sin descanso, la familia de Marito, con el corazón en un puño, hace un llamado desesperado a la comunidad. Su madre, con la voz entrecortada por la angustia, recuerda que Marito conoce bien el monte, que solía aventurarse en él con frecuencia, pero nunca había tardado tanto en regresar. Cada palabra es un grito de auxilio, una súplica para que no se abandone la búsqueda, para que la esperanza no se apague.

Las redes sociales se han convertido en un eco de este clamor, amplificando la voz de la familia y difundiendo la imagen de Marito por todo el país. Mensajes de apoyo y solidaridad inundan las plataformas digitales, demostrando que la angustia por la desaparición del pequeño ha trascendido las fronteras de Aconquija. La fotografía de Marito, con su mirada inocente, se ha convertido en un símbolo de esperanza, un recordatorio de la urgencia de encontrarlo.

Las autoridades insisten en que no se descartará ninguna línea de investigación, aunque hasta el momento no existen indicios claros sobre lo que pudo haber ocurrido. Se insta a cualquier persona que tenga información, por mínima que parezca, a que la comparta con las autoridades. Cualquier detalle, cualquier pista, podría ser la clave para devolver a Marito a los brazos de su familia y poner fin a esta angustiosa espera. La comunidad, unida por la esperanza, se aferra a la posibilidad de un reencuentro, mientras la búsqueda continúa incansablemente en las alturas de Catamarca.