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30 de julio de 2025 a las 03:20
El origen picante de las Buffalo Wings
De un humilde descarte a la realeza del Super Bowl: la fascinante historia de las alitas de pollo.
¿Quién podría imaginar que un alimento considerado en su momento un simple desecho, se convertiría en un ícono culinario a nivel mundial? Las alitas de pollo, ese manjar crujiente y jugoso que hoy nos deleita en reuniones, fiestas y eventos deportivos, esconden tras su sabor una historia de ingenio, perseverancia y una pizca de casualidad. Imaginen, ¡mil cuatrocientos setenta millones de alitas devoradas solo durante el Super Bowl! Una cifra que habla por sí sola de la magnitud de su reinado en el paladar colectivo.
Su viaje comienza lejos de los estadios y las luces brillantes, en el sur de Estados Unidos, donde las comunidades afroamericanas, con su sabiduría culinaria, encontraron la forma de transformar lo que otros desechaban en un plato lleno de sabor. Eran tiempos en los que las alitas, consideradas un corte poco atractivo, se destinaban a caldos o simplemente se descartaban. Sin embargo, en manos expertas, se convirtieron en una deliciosa muestra de aprovechamiento y creatividad.
De las cocinas sureñas a la pequeña localidad de Buffalo, Nueva York, el destino de las alitas dio un giro inesperado. Dick Winger, un cocinero con un sueño y una pasión por las salsas picantes, se convertiría sin saberlo en el precursor de esta revolución culinaria. Aunque su propuesta inicial no fue un éxito inmediato, su perseverancia lo llevó a las puertas del Anchor Bar, propiedad de Teresa Bellissimo. Fue allí, en ese pequeño local, donde la magia sucedió. La combinación de las alitas de pollo con la salsa picante de Winger resultó ser una explosión de sabor que cautivó a los paladares locales. Corría el año 1964, y sin saberlo, estaban escribiendo el primer capítulo de la historia de un ícono.
El Anchor Bar se convirtió en un lugar de peregrinaje para los amantes de este nuevo manjar, pero la verdadera explosión llegó en la década de los 80, con la proliferación de los bares deportivos. Las alitas, crujientes y bañadas en salsa, se convirtieron en la compañera perfecta de la cerveza fría y la emoción de los partidos. De pronto, estaban en todas partes, conquistando los corazones (y estómagos) de los aficionados.
La década de los 90 consolidó su reinado. Gigantes de la comida rápida como McDonald's y KFC incorporaron las alitas a sus menús, mientras que cadenas especializadas como Buffalo Wings y Hooters las convirtieron en su plato estrella. La pequeña alita, antes despreciada, se había coronado como la reina indiscutible del entretenimiento televisivo y los eventos deportivos.
Hoy, el Día Internacional de las Alitas de Pollo no solo celebra su sabor inigualable, sino también el legado cultural que las vio nacer y su transformación de un simple descarte a un fenómeno global. Una historia que nos recuerda que, a veces, las mejores creaciones surgen de la simplicidad, la perseverancia y un toque de azar. Así que, la próxima vez que disfrutes de unas deliciosas alitas de pollo, recuerda su fascinante viaje y brinda por aquellos que, con su ingenio, transformaron un descarte en una leyenda culinaria.
Fuente: El Heraldo de México